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EFE
Furgón de cola

Estrés climático

España ·

La ola de calor siempre puede empeorar: incluso te puede pillar atrapado en un tren

Miércoles, 2 de julio 2025, 01:27

El calor ha adquirido una dimensión olímpica. Se expresa con plusmarcas. Lo nunca visto es constante y la Aemet confirma que este junio ha sido ... el más cálido desde que hay registros. Se ha superado en casi un grado la media de junio de 2017, que debió de ser un mes abrasador. Sucede que las temperaturas extremas se sufren con gran concentración, casi con conciencia plena, pero se recuerdan luego con dificultad. En el País Vasco, Euskalmet habla de un mes de junio con temperaturas ocho o diez grados por encima de lo habitual. Veintiséis personas han muerto entre nosotros el mes pasado por causas atribuibles a las altas temperaturas. Ayer los médicos cerraron el ambulatorio de Orduña para que no muriese ninguna más por el calor que se les mete en las instalaciones. En otros centros de Osakidetza exentos de aire acondicionado, se ven carteles sindicales que remiten a un asador de pollos, siendo en este caso los trabajadores y los pacientes los pollos que se cuecen en la parrilla y no los comensales que disfrutan del verano. El fenómeno es global y todos los gobiernos reaccionan de un modo parecido: respondiendo a sus propias alertas aterradoras con recomendaciones de beber agua y caminar por la sombra. Ayer en Bruselas hacía tanto calor que cerraron el Atomium. En París lo que cerraron fue la zona más alta de la Torre Eiffel. En la cumbre de la ONU de Sevilla, Gustavo Petro cambió el traje y la corbata por un pantalón y una camisa de lino blanco. Indistinguible del Julio Iglesias de 'Divorcio', el líder colombiano teorizó: «La cultura caribeña tiene su elegancia frente a una moda occidental que no es nuestra». Mientras tanto, muchos españoles se quedaban tirados en el AVE, experimentando el cambio cultural consistente en que los trenes no cumplan sus horarios al modo centroeuropeo y se ciñan al realismo mágico propiciando cautiverios selváticos. Solo falta que caiga el sol a plomo sobre un tren que se queda sin electricidad en medio de España, mientras el ministro del ramo y el presidente de Renfe insultan al personal en Twitter, para que el ciudadano experimente la combustión interna, con el pecho transformado en un alto horno en el que el estrés climático se fusiona con el desastre del 98.

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