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Bundestag ·
Merz se convierte en el primer aspirante a canciller rechazado por el ParlamentoAtención, pregunta: ¿cuál es el Parlamento europeo en el que se forman grandes líos inesperados, salta la sorpresa en los momentos decisivos y se resuelve ... todo medio de milagro, tras un frenesí de negociaciones dramáticas? Eso es: el Bundestag. O lo es al menos desde ayer. Justo el día en que Friedrich Merz iba a ser nombrado canciller con los votos de la CDU y el SPD, o sea, de la democracia cristiana y la socialdemocracia. Juntas forman la legendaria 'Grosse Koalition', concepto que solo hay que intentar pronunciar en voz alta para intuir pesado como un pánzer e irrebatible como un filósofo de Baden-Wurtemberg. O viceversa. Sin embargo, ayer Merz entró al Parlamento con la tranquilidad del que tiene de su lado los votos y la historia -nunca un aspirante a primer ministro fue rechazado en la primera votación- y salió derrotado porque le faltaron seis votos. Eso significa que hubo dieciocho diputados de la Gran Coalición que se abstuvieron o votaron en contra de Merz. Que la votación sea secreta convierte la identidad de los diputados rebeldes en un misterio y transforma lo ocurrido en un episodio misterioso, picaresco, casi meridional.
Tras unas horas de negociación intensísima, ayer mismo hubo una segunda votación. Se intentó cerrar cuanto antes la crisis inédita y el candidato obtuvo esta vez la mayoría necesaria. El problema es que también se le cambió el aura. Como si el gigante severo y resolutivo dejase paso al profesor de Bachillerato resignado. Del Gobierno de coalición de Merz se esperaba que exhibiese solidez en una situación endiablada, con la ultraderecha liderando la oposición e iluminada por el foco de la ilegalización.
Que haya conseguido demostrar una gran debilidad incluso antes de constituirse es un fiasco de proporciones aún por determinar. Hay que recordar que la solidez y el liderazgo Merz no debía aportárselos solo a Alemania sino también a Europa. Los tiempos son extraños. No descarten que al final el proyecto europeo no tenga que echárselo a la espalda el señor alemán que mide dos metros, sino la primera ministra italiana, Meloni, la signora Giorgia, que la amenaza neofascista te la neutraliza ella misma al modo homeopático y mide cuarenta centímetros menos: 1,60 raspado.
Gipuzkoa
Hay trayectorias políticas que compiten en extensión y sinuosidad con los ríos amazónicos. La de Jonan Fernández desemboca ahora en un lugar francamente exótico: la asesoría del grupo del PNV en las Juntas de Gipuzkoa. El exotismo aumenta si se valora el recorrido profesional del asesor, que va de la autovía de Leizarán al covid, de la factoría de prosopopeya plúmbea de Elkarri a la dirección del Labi, de la Agenda 2030 a la memoria histórica o los problemas de emancipación de los jóvenes vascos que no consiguen ser asesores de nada, los muy inútiles. El caso nos devuelve una duda que nos asalta con frecuencia. No sabemos si los políticos deben tener capacidades específicas o si su capacidad específica es precisamente esa: poder ocuparse políticamente de absolutamente cualquier cosa que implique un cargo ventajoso. En Argentina a los manitas los llaman de un modo inmejorable: 'arreglatutti'. Deberíamos pedirles a los hermanos australes que nos bauticen ellos con tanta gracia y ligereza a esa figura tan endógena y entrañable: el político polivalente de hoja perenne, el ideólogo todocampista, el omniasesor multitarea o funcionario Allen, pero no por Woody sino por la llave plateada en forma de ele.
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