Ayer, dos años después de que Pablo Iglesias anunciase que Yolanda Díaz iba a ser la primera presidenta del Gobierno, la propia Yolanda Díaz anunció ... que da un paso al frente. Quiere ser presidenta del Gobierno. Humildemente, puntualizó. Humildemente en un pabellón lleno de gente y en un acto llamado 'Hoy empieza todo' que se ambientó musicalmente con una versión del tema 'Girl on fire'. A favor de Pablo Iglesias, él puntualizó en el dedazo inaugural que Yolanda Díaz sería presidenta «si ella así lo decide y si así lo quiere la militancia de nuestras organizaciones». Un problemilla justo con eso, con lo de las organizaciones y las listas consiguientes, o sea, con el poder, impidió que ayer Podemos estuviese en la presentación definitiva de Sumar, que es ya, por arte de marketing, la nueva referencia ilusionante a la izquierda del PSOE. O, como puntualizan en Moncloa, «a la izquierda de la izquierda del PSOE».
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El paso adelante de Yolanda Díaz tuvo lugar en el polideportivo Magariños, que como Vistalegre reúne un gran simbolismo en términos de melancolía madrileña. Si Vistalegre era la plaza de Rafael de Paula y Curro Vázquez, el Magariños es el pabellón de aquel Estudiantes legendario de David Russell y el 'Oso' Pinone. Al Estudiantes lo jaleaba su famosa afición pacífica y punzante, 'La Demencia', y ayer a Yolanda Díaz la gente le gritaba todo el rato «presidenta, presidenta», solo que sin ironía. En el pabellón, figuras políticas como Ada Colau, Íñigo Errejón y Alberto Garzón. En cuanto a los intelectuales, yo detecté a Santiago Alba Rico, Berna León y Jorge Javier Vázquez.
Yolanda Díaz reivindicó su autonomía en Magariños, dijo que ella no hace política sin ternura e intentó encadenar esos rapeados enfáticos y emocionantes que, entre nosotros, le salían mejor a Iglesias. En lo que sí estuvo fantástica fue en aguantar a sonrisa firme que Gioconda Belli le leyese un poema mirándola a los ojos a medio metro de distancia. «Has de saber que eres un campo magnético/ hacia el que viajarán aullando los clavos herrumbrados/ y el óxido mortal de todos los naufragios», le recitaba la poeta nicaragüense. Y Yolanda Díaz recibía la andanada lírica arrobada y ufanísima, asintiendo humildemente con la cabeza, como diciendo: «No lo sabes tú bien. Qué razón tienes».
Trump
La foto
Cuando se supo que Trump sería procesado, se dijo que su entorno le tenía pavor a una posible foto policial. En vísperas de la visita al juzgado, el espíritu de los tiempos ha hecho su magia y el trumpismo considera ya que esa foto sería «la más famosa de la historia» y un cartel electoral imbatible. También una mina de oro por el lado del 'merchandising': camisetas, pósteres, tazas, tatuajes… El espíritu de los tiempos es que tu abogado pelee la explotación de tu ficha policial. Puede que Trump esté ensayando caras para el fotomatón. Hay una galería de héroes americanos en comisaría. Va de Martin Luther King a Bill Gates y pasa por Elvis y Sinatra, pero también por Jack Kerouac, Jane Fonda, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Joe Frazier, James Ellroy y Justin Bieber. Eso sin entrar en detalles. Y sin salir de la letra jota.
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País Vasco
Presenciales
El teletrabajo no llegó para quedarse. Siempre hubo algo extraño en esas fotos idílicas que mostraban a alguien transformando su comedor en una oficinita. Solo un 6% de los trabajadores vascos trabajan en remoto más de la mitad de los días. Y otro 6% lo hace de forma esporádica, lo que puede significar que solucione marrones desde casa un domingo por la mañana. Misteriosamente, la economía del país no parece sustentarse sobre gente que diseña webs en entornos diseñados a su vez por Ikea. Lo que en la pandemia sí llegó para quedarse fue la manera de atender al ciudadano en muchas empresas y en la Administración: con todas las barreras posibles, como si el ciudadano estuviese constantemente infectado.
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