Por si le faltaba emoción a la Quinta República francesa, su sexto presidente va a entrar en prisión. Lo hará «con la cabeza alta». Aunque, ... al tratarse de Nicolas Sarkozy, el gesto no será tal vez perceptible: mide el expresidente tres centímetros menos que Napoleón. Es el único dato que retengo de su mandato. Bueno, también que una vez se filtró que había dicho que Zapatero no era muy inteligente y se montó un lío. El periodista Luis Herrero, por entonces eurodiputado del PP, anunció que, cuando se cruzase en Bruselas con el presidente de la República Francesa, le dirigiría la siguiente frase: «¿Y tú de qué vas, enano?».
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Cómo no añorar la política de antaño. Aunque se parezca tanto a la de hogaño. A Sarkozy el Tribunal Penal de París le condena a cinco años de prisión por haber obtenido apoyo financiero de Gadafi en la época en que llegó al Elíseo. «Hechos de una gravedad excepcional que pueden alterar la confianza de los ciudadanos en quienes los representan», establece el tribunal. Lo que intentó establecer ayer el expresidente recién condenado es que la situación no le humilla a él, «sino a Francia». En trampas populistas sí debemos ser vanguardia europea porque a nosotros esa jugada ya nos la hacía Pujol en 1984.
La corrupción política siempre es igual. A veces tiene que ver con el dinero y a veces con el poder. Casi siempre tiene que ver con todo a la vez. Además de negocios con Gadafi, Sarkozy acumula condenas por tráfico de influencias y financiación ilegal. Ya llevaba una pulsera de localización y ha frecuentado tanto los juzgados que en 'Charlie Hebdo' celebran que hasta sus dibujantes han aprendido a dibujarlo bien. Que sea el primer presidente de la historia moderna de Francia en ir a prisión favorece otro espectáculo habitual: ver a quien ostenta el privilegio quejándose de indefensión. Sarkozy acusa a los jueces de hacer política y a los medios de mentir. Ayer, a la salida del juzgado, Carla Bruni arrancó la almohadilla del micrófono de 'Mediapart', un digital que ha destapado los casos de corrupción de su marido. Al rato, el medio publicaba una foto de la almohadilla e informaba de que el objeto se encontraba bien «aunque todavía un poco molesto por haber sido arrojado al suelo por Carla Bruni-Sarkozy».
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