Objetivo: salvar los muebles
Han pasado ya unas cuantas horas desde que se abrieron las urnas. El 10-N se cobró ayer su primera víctima: Albert Rivera. Y los ... protagonistas insisten en que esta vez sí se va a romper el bloqueo, que tendremos un Gobierno, y pronto. ¿Cómo? ¿Cuál? ¿Por cuánto tiempo? Esas siguen siendo preguntas sin respuesta.
Con un Congreso en el que van a estar representados hasta dieciséis partidos y coaliciones. Con tres izquierdas de ámbito estatal (PSOE, Unidas Podemos y el errejonismo) que no suman. Con un PP que ha subido, sí, pero que ha cosechado el segundo peor resultado de su historia y tiene a la ultraderecha pisándole los talones. ¿En tales condiciones es posible soñar con un Ejecutivo estable?
Socialistas y populares son los únicos que tienen la respuesta. Pero me arriesgo a vaticinar que difícilmente tendremos un gabinete sólido, capaz de afrontar la crisis que parece se nos avecina. Más factible parece que debamos conformarnos con que Sánchez logre la investidura, gobierne con dificultades un año o dos, y vayamos a otras elecciones.
Los principales protagonistas de las negociaciones que vienen optaron ayer por no añadir demasiados obstáculos a los ya existentes. Eso sí, el PSOE volvió a cerrar la puerta a una gran coalición. Y el PP pidió la renuncia de Sánchez para pactar con los socialistas.
Todo apunta a que esta vez el objetivo socialista va a ser intentar cerrar primero algunos pactos para formar un Gobierno en minoría y conseguir después un número suficiente de abstenciones para que Sánchez logre la investidura en segunda votación.
Eso tiene, en principio, dos caminos. Que PSOE se ponga de acuerdo con UP, Más País, el PNV, los cántabros y tal vez algún otro otro diputado, y luego los soberanistas catalanes, con o sin EH Bildu, permitan tal Ejecutivo con su abstención. O que Sánchez no se ponga de acuerdo con Iglesias y sí con otros socios menores, y el PP y seguramente Ciudadanos propicien la investidura del presidente en funciones con su abstención.
Dos vías nada sencillas. Porque Iglesias, pese a sus malos resultados, insiste en el gabinete de coalición y no está nada claro que Sánchez vaya a aceptarlo esta vez. Porque el soberanismo catalán, en especial ERC, es difícil, aunque no imposible, que facilite un Ejecutivo progresista sin ningún 'gesto' previo del PSOE. Y porque Casado sigue bajo mínimos, pese a haber logrado 22 escaños más que en abril, y con el aliento de Vox encima.
¿Que cómo se consiguen sacar adelante Presupuestos, reformas en las pensiones o cambios en la ley electoral con un Gobierno tan en precario? Difícilmente. Pero puede ser eso o nada. Sólo PSOE y PP pueden mejorar o empeorar esta foto. Atentos a las presiones que vienen.
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