Moviola de Navidad

Twitter está acabando con las tradiciones navideñas. Hay que denunciarlo. Ayer volvimos a ver cómo muchos partidos reaccionaban al discurso del Rey en las redes sociales, como si Felipe VI en lugar de un mensaje le hubiese enviado a la nación un SMS. Así mueren las democracias. Con los políticos tuiteando, o grabando vídeos tuiteables, y no saliendo a la calle a pasar frío y hacer declaraciones para que los ciudadanos los vean mientras brindan en sus casas y lo piensan todos a la vez: «Qué pardillos».

Como la polarización sale ya sola, hay quienes reaccionan al discurso antes del discurso. Gabriel Rufián, por ejemplo, lo hizo con unos memes de esos suyos. Lilith Verstrynge reveló que el Rey no tiene «legitimidad democrática» e hizo pensar en una hipótesis fascinante: los sin nombre siguiendo para lo de la emancipación popular a una lideresa cuyo nombre soporta doce consonantes y apenas cuatro vocales, pero no cuatro vocales distintas, sino dos que se repiten con lánguida simetría aristocrática.

Al menos Aitor Esteban sí compareció en persona en Sabin Etxea. Lo hizo para criticar a Felipe VI, pero también para apuntalar con su presencia, si no el Estado, la Navidad. Mientras tanto, los dos grandes partidos coincidieron y eso es noticia. No se sabe si lo hicieron en defensa de las instituciones o al entender que el Rey había señalado como único culpable de todo, precisamente, a su rival.

El adiós de Joan Manuel Serrat coincidió con la Navidad y llenó de políticos los palcos del Palau Sant Jordi. Parece que el público silbó a todos los políticos con gran transversalidad. Tras la emoción, la despedida del gran cantautor nos enfrenta a una incógnita. ¿Podrá retirarse de veras Serrat? Es una pregunta que se impone desde que Miguel Ríos tuvo el «aviso anímico» de que llegaba el final de su carrera y anunció su retirada en 2009. Desde entonces, no ha hecho más que actuar, grabar discos y anunciar nuevas retiradas, estableciendo una actividad constante que justifica ya que las propias despedidas generen aniversarios y giras, a veces con orquesta y a veces con 'big band'. En los palcos de los conciertos de Miguel Ríos incluso se llega a intuir la presencia del ministro Escrivá, que prende la lucecita del móvil y canta emocionado «El ciu-da-da-no se jubila a los ocheeenta» cuando comienza a sonar el 'Himno a la alegría'.

Vladímir Putin aseguró ayer que Rusia está dispuesta a buscar «una solución aceptable» a la guerra y acusó a Ucrania de ser ellos los que no quieren negociar. Que Putin también acusase a Ucrania de no haberle dejado a Rusia otra opción que invadirles demuestra cómo deben traducirse sus palabras: por regla general, significan justo lo contrario de lo que enuncian. Los expertos pronostican que la guerra en Ucrania será larga. Un detalle parece darles la razón: la posibilidad de un alto el fuego navideño ni siquiera se ha contemplado.