Borrar
ISABEL PERMUY

Moderación

Viernes, 17 de enero 2020, 23:59

Comenta

La retirada de Borja Sémper, reclamando una política edificante, ha situado en un plano casi utópico el valor de la moderación. Hemos conocido parlamentarios, en ... Madrid y en Vitoria, sencillamente faltones, cuyas provocaciones sugerían la penosa existencia de algún grupo de personas dispuestas a solazarse en su auditorio. Hubo momentos límite, como los que se sucedieron tras los atentados del 11-M, con casi la mitad de la España oficial dando carta de naturaleza a una teoría de la conspiración disparatada y demoledora para la convivencia. Hoy suena a episodio anecdótico, pero fue milagroso que el país saliera de aquel desafío a la verdad de las cosas. De hecho bastó con que, por la propia naturaleza del terrorismo islamista, no pudieran despejarse todas las dudas sobre la autoría intelectual de los atentados para que los infundios continuasen tras la sentencia del Tribunal Supremo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Moderación

Moderación