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Furgón de cola ·

El lehendakari señala el fraude fiscal en la hostelería mediante una indirecta

Ayer en el Parlamento vasco se habló de Alemania. Imagínense los nervios en el Bundestag y más allá, desde el Mosa hasta el Niemen, desde ... el Adigio hasta el Belt. Lo raro es que el tema germánico se tocó en Vitoria por el lado de las ayudas a los empresarios que han visto cerrados sus negocios por la pandemia. Metidos en geopolítica comparada, podríamos haberle mirado a Alemania la gestión de la pandemia. Tiene esa gente una incidencia acumulada en los últimos catorce días de 302 casos por cien mil habitantes. No lo triplicamos de milagro.

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Ayer también se habló en el Parlamento vasco del comité técnico del LABI, que está presidido por alguien de un perfil tan poco técnico como Jonan Fernández y lleno de cargos políticos y de confianza. Apuesto a que en Alemania el experto independiente y muy cualificado tiene alguna opción más de sobrevivir en el ecosistema del poder. Pero ya digo que ayer en Vitoria la cosa fue por el lado de las ayudas a los sectores económicos clausurados. En Alemania, a los empresarios sin actividad por las restricciones se les reembolsa el 75% de lo facturado en noviembre de 2019. Y el PP le dijo al Gobierno vasco que podía hacerse lo mismo aquí con los hosteleros. Ante eso, el lehendakari optó por la contundencia: «Frente al modelo alemán, modelo vasco».

Lo llamativo es que el propio lehendakari acababa de dar a entender que el modelo vasco consistía, entre otras cosas, en el fraude fiscal. Lo hizo tras fingirse reticente y hacer como que decía algo que no quería decir. «¿Estaríamos dispuestos a asumir el pago de lo facturado?», preguntó. Y lo repitió por si no se pillaba el subtexto: «De lo facturado». En términos de sutileza, solo le faltó hacer el gesto de meterse billetes en el bolsillo interior de la chaqueta e insistir con la indirecta abriendo mucho los ojos: «Lo facturado».

Es asombroso que el lehendakari insinúe en el Parlamento algo tan grave. Y que a continuación no tome medidas. Como si un gobernante pudiese sonar como un tertuliano del corazón:«Y no me hagáis hablar más». Los hosteleros le aceptan a Urkullu el envite: que lleguen las ayudas según lo facturado. Por lo demás, tú pones «modelo vasco» en el buscador del ordenador y, zas, te aparece Jon Kortajarena.

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TRAPERO

Vuelve sabio

Josep Luis Trapero retomó ayer el mando de los Mossos y, en lugar de decir que había sido absuelto por la Audiencia Nacional y volvía al curro, dio un discurso que ni Míster Wonderful pidiéndole perdón a la novia tras confirmarse que el finde pasado no estuvo en un acto benéfico sino en Las Vegas, celebrando la despedida de soltero de un narcotraficante uzbeko. «Todos lo podíamos haber hecho mejor», dijo Trapero. «He tenido tres años para reflexionar y aprender», añadió antes de anunciar que ha «crecido como persona». No sé qué pasa con Trapero. El tipo siempre cautiva. Ahora los novelistas aluden a las «cicatrices de su espíritu» y las cronistas informan de que ha descubierto el «fascinante universo de la paternidad» junto a su «compañera de vida». Si me detienen en Barcelona, creo que, en vez del habeas corpus, pediré el hare krishna. Y que venga por favor Trapero al calabozo para hablar los dos de sentimientos.

KITCHEN

El kardenal

Parece que el careo entre Jorge Fernández Díaz y el exsecretario de Estado Francisco Martínez no fue ayer muy revelador. ¿Qué esperaba el juez? Si a Fernández Díaz costaba entenderle cuando era ministro y hablaba solo él. En el careo Martínez dijo que su exjefe escribía en el móvil usando la 'k' como los chavales. Fernández Díaz lo negó. Y Martínez le dijo al juez que si miraba la agenda del exministro vería que ponía «Kañizares» en lugar de «Cardenal Cañizares». El año que viene es el centenario de Berlanga. Los ensayos, por ahora, muy bien.

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