La mayor estupidez
La incapacidad de concordia y la incultura llegan al extremo de llamar «anticatalanista» a Machado y «franquistas» a Goya y Quevedo
Quizás el único problema de España ya no sea solo el de ella misma. Pero tenía razón Julián Marías cuando hablaba de ese reiterado problema español que consiste en una permanente incapacidad de salvar su concordia. Sí, una incapacidad que puede manifestarse incluso de forma tan estúpida e inculta como en el caso del dictamen encargado por el Ayuntamiento de Sabadell, donde no solo se califica a Antonio Machado de «españolista y anticatalanista», sino que encima se arremete contra el perfil «franquista» de Goya y Quevedo. Porque sacar de contexto a un poeta que murió de pena y en el exilio por su reacción natural tras los sucesos de Barcelona que motivaron la caída del gobierno Largo Caballero es algo tan delirante, sí, como presumir en Cervantes veleidades racistas por su cautiverio en Argel. Y otro tanto se puede decir de Quevedo, cuyo patriotismo humanista tiene que ver con el franquismo lo que Zaragoza con Zaratustra. Y de Goya nos dice Manuela Mena que su representación de la identidad española discurre en paralelo con su formidable crítica pictórica hacia esa misma identidad. Nada que ver, tampoco, con las conclusiones absurdas contenidas en el dictamen de Sabadell. Por eso mismo solo se puede concluir que no es tanto como decía Machado en su conocido poema que una de las dos Españas ha de helarnos el corazón, sino que en esta posmodernidad cualquier estólido con su evidente incapacidad de concordia es capaz de aseverar en medio del verano la mayor estupidez.
Museo Guggenheim
¿Nuevas compras?
El director del Museo Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, ha dicho esta semana en una entrevista que cree en la existencia de un manifiesto interés por parte de las instituciones vascas para recuperar las adquisiciones de fondos destinados a la colección propia. Una colección, por cierto, compuesta por 134 obras adquiridas a lo largo de los años por 110 millones de euros, cuya valoración actual según estimación de una reputada casa de subasta asciende a 729 millones de euros, lo cual supone una notable revalorización. Como se sabe, el Guggenheim no compra obras desde el año 2012. La cosa tiene su miga, ya que si en un principio fue el Gobierno vasco de Patxi López el primero que negó su aportación para la compra de obras de arte -ante la protesta del entonces diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, que continuó consignando en el presupuesto foral la cantidad destinada a las adquisiciones- años después la propia Diputación de Bizkaia adujo la misma razón de crisis económica para negar las compras. La verdad es que en tiempos de crisis se pueden entender la necesidades presupuestarias y la jerarquía del gasto social. Ahora bien, si por un lado la situación económica actual ya no es la de antes -y encima las dos principales instituciones rectoras del museo están gobernadas por el mismo partido- ahora tampoco se puede desconocer la fundamental importancia de la colección propia para un museo que es tractor de la oferta y de la imagen cultural del País Vasco.
Cultura popular
Bowie: un mito completo
Poco más de año y medio después de su desaparición, David Bowie sigue siendo para el imaginario popular un mito de la contemporaneidad cultural que extiende su influencia entre lo más comercial y lo más respetado de las vanguardias artísticas. Tras la aclamada exposición dedicada al artista en el Victoria & Albert de Londres quedó clara su notable influencia en la música contemporánea y en un mundo de la moda en el que numerosos creadores -desde Gaultier a Slimane- se inspiraron en su androginia. Pero su condición de icono cultural gracias a un discurso artístico determinante que va mucho más allá de la música sigue generando reconocimientos, ensayos, artículos, libros y homenajes que revitalizan y agrandan su figura y su obra.
En el capítulo de los homenajes, esta misma semana se ha podido saber que David Lynch le va a dedicar un episodio en el 'revival' de su serie de culto 'Twin Peaks'. Bowie ya apareció encarnando a un agente del FBI en la película que precedió a la serie en 1992 y tenía intención de volver aparecer en la nueva entrega, pero su fallecimiento se lo impidió. Por lo que se refiere a las biografías, ya se anuncia en Inglaterra para septiembre la publicación de un nuevo libro del periodista Dylan Jones que recoge 180 entrevistas con músicos, amantes, managers y amigos que conocieron o trabajaron con David Bowie, conformando un collage de opiniones que dibujan al final el formidable retrato de un influyente, decisivo y completo artista.