marcar los tiempos

Lunes, 17 de septiembre 2018, 00:48

España ha duplicado la venta de armas a Arabia Saudí, mientras seguimos asistiendo a las conferencias sobre la paz, que cada día tienen más espectadores. No nos atrevemos a decir abiertamente eso de «que se maten ellos», pero el negocio es el negocio y les facilitamos a los contendientes todos los medios posibles para que prosigan en su tarea. La vida, que es buena y que es mala, pero siempre es vida, es cuestión de los supervivientes, pero el negocio es el negocio y eso de vender instrumentos de muerte se nos está dando bastante bien mientras hablamos de controlar las armas, que las carga el diablo, que tiene muy mala puntería.

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Somos el séptimo país del ancho mundo en la fúnebre lista de lo que llaman «Exportaciones de defensa», pero nuestros clientes siguen aumentando, porque eso de matarse unos a otros sigue siendo un gran negocio para los que quedan vivos. Los que hacen números sin esperar a la suma total dicen que España «interpone pocas restricciones» a la hora de vender armas. Todo son facilidades de pago porque estamos sumidos en el enojoso asunto de dónde ponemos el muerto para que no sea ni un lugar de peregrinación para sus partidarios, ni de repulsa para sus detractores. El Valle de los Caídos se nos puede quedar chico porque hasta los muertos se dan codazos. Unos para entrar y otros para salir. El Gobierno español lucha cómo puede contra los nacionalistas que creen que somos una nación de naciones que sigue buscando su nacionalidad en las afueras del llamado «Gobierno bonito» que se resiste a mostrar su verdadera cara, porque tiene varias y ninguna nos gusta a todos. Ni siquiera a la mitad.

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