China
Yo creo que ya está en el siglo XXII. ¿Cuál es el misterio? A los chinos no les asusta trabajar, creo que van por ahí los tiros
He estado toda la semana fuera de España y no me he enterado demasiado de las novedades políticas de mi país. He estado nada menos ... que en China, y en sus dos ciudades más importantes: Pekín y Shanghái. Me ha fascinado China, porque es un imperio que acaba de nacer. China tiene treinta años y Europa unos trescientos, porque la idea de Europa que sigue vigente es del siglo XVIII. Y Estados Unidos tiene unos cien años y algo más. China tiene un cuerpo fuerte y atlético, y el de Europa es un cuerpo con varices y colesterol. China nos va a ganar la partida de la modernidad.
Yo creo que China ya está en el siglo XXII. ¿Cuál es el misterio? A los chinos no les asusta trabajar, creo que van por ahí los tiros. Las grandes ciudades chinas están llenas de rascacielos, aeropuertos impresionantes, grandes autopistas, un parque automovilístico lleno de coches eléctricos con diseños hipnóticos. Han reproducido la vida occidental y la han mejorado. Su tecnología es aplastante. Me bajé una aplicación para coger taxis. Ni Uber ni Cabify ni ninguna central de taxis pueden competir con esa aplicación china que en dos minutos posaba un coche del siglo XXII a tus pies, con una geolocalización del cliente de una precisión sobrenatural. Y el precio de la carrera era maravilloso.
Como me decía mi amigo el escritor Santiago Gamboa, que está ahora viviendo en Pekín, no se veía a nadie llorar por las calles. La gente estaba feliz. Y la gente no habla inglés. Y eso me parece fantástico. Si estás en China lo normal es hablar chino y no inglés, como sí pasa en todos los países de Europa, que en vez de hablar francés, español o italiano, les encanta hablar en inglés. Bien, eso en China no pasa. Lo cual te obliga a aprender un poco de chino, que es lo que procede cuando visitas un país extranjero. En los hoteles tienen un aparato, más pequeño que un teléfono móvil, que traduce casi simultáneamente. Hablas en español y la recepcionista del hotel recibe el mensaje en chino en dos segundos. Saltarse el inglés ensancha el mundo, lo hace más grande y más diverso. Y si te saltas a Trump, ya ni te cuento lo que gana la vida en matices y en belleza.
Shanghái me hechizó de manera especial. Parecía Nueva York, pero sin suciedad ni miseria. Todo es nuevo en China y todo está limpio. Imagino que no vi la China del interior, la de los talleres y los trabajos feroces, la de los salarios ínfimos. Todo tiene su otra cara de la moneda. Pero hay algo irrefutable: China es hoy un imperio de modernidad tecnológica y lo han logrado en veinte años.
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