El presidente de la Asociación Española de Banca se mostró ayer agradecido a Carlos San Juan, el médico jubilado que ha impulsado la campaña 'Soy ... mayor, no idiota'. Yo pensé que el agradecimiento iba por lo educado del lema, que bien podría haber sido: 'Soy vuestro maldito cliente, idiotas'. Pero no. El presidente de la patronal bancaria está agradecido porque Carlos San Juan les ha ayudado a detectar un problema «cualitativamente distinto» al que al parecer ya tenían ellos detectado. Los banqueros no deben de ser buenos detectando. El maltrato al jubilado ni siquiera surgió con la pandemia: solo se multiplicó y cristalizó en forma de colas de posguerra en plena calle. Para conocer los detalles, a los banqueros les habría bastado con preguntar a sus empleados en las sucursales: «Oye, ¿y a vosotros por qué os quieren linchar cada mañana exactamente?».
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La buena noticia es que los bancos aseguran haber captado el mensaje y alguno aumenta ya su horario de atención en ventanilla. No es por supuesto casual que el martes Nadia Calviño se encontrase casualmente con Carlos San Juan en la puerta del Ministerio de Economía. «¿Qué sociedad seríamos si no cuidásemos a nuestros mayores?», se preguntó la vicepresidenta. Creo que tengo la respuesta: seríamos justamente la sociedad que durante los dos últimos años ha permitido que los bancos maltraten a los mayores y les hagan la transición digital a patadas.
Tras el cambio de rumbo anunciado ayer, y como si tampoco quisiese enemistarse con los superordenadores, el presidente de la patronal bancaria advirtió contra los peligros del neoludismo. En realidad, el problema es otro: la tecnología puede ser eficacísima y requerir a la vez de intermediarios. A ese respecto, hay mucho de trampa en el 'cuidar' de la ministra. Se trata de atender con respeto y eficacia al ciudadano. También, por cierto, en la Administración. Así que más recursos y menos condescendencia. Carlos San Juan ha sido toda su vida urólogo y cirujano. Si se diese una situación un poco rara, solo necesitaría un cúter, una grapadora y un mechero para hacerle una vasectomía de urgencia al mismo oficinista probablemente imberbe que le subestima porque no sabe manejar una aplicación.
PARTIDOS
Disciplina doble
El Comité de Disciplina de Unión del Pueblo Navarro suspende dos años y medio de militancia a los diputados Adanero y Sayas. Me parece poco. No por lo del Congreso, sino porque algo que se llama Comité de Disciplina de Unión del Pueblo Navarro debería ordenar encierros en la colegiata de Roncesvalles y aherrojamientos con las cadenas de Miramamolín. Eso para los inocentes. Y luego ir subiendo. Eusko Alkartasuna, en cambio, suspende cuatro años de militancia a Maiorga Ramírez, pero habiéndolo echado antes de la presidencia en unas primarias que terminaron en los tribunales. Parece un método de exterminio más sofisticado, pero no crean. Junto a Ramírez, EA pone fuera del partido a varios líderes territoriales del sector crítico. A diez días de un congreso. A los partidos -instrumentos fundamentales de la participación democrática- es mejor no conocerles el proceso interno. Pasa igual con las salchichas.
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COVID
Rastreadores
A las olas pandémicas ya no las doblegamos ni las vencemos. Solo las despedimos. Como a las estaciones. Mejor así. Más proporcionado. Muy grande tiene que ser la presunción de uno para atribuirse la llegada de la primavera. Ahora también sabemos que el ciclo de las olas pandémicas, como el de las estaciones, se anuncia en pequeños fenómenos llenos de presagio. Miren eso: ¡Florece el almendro! ¡Y cae el rastreador de Osakidetza! Ahí se marchan los primeros cuarenta y ocho rastreadores. Los poetas lo ven, tosen y escriben: ¿volverán?
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