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Donald Trump legitimó al presidente sirio Ahmad al-Sharaa en su reciente gira por los países del Golfo, en una reunión sorpresa durante su visita ... a Arabia Saudí. Además, anunció el levantamiento de las sanciones contra un país como Siria, clave en el complicado puzle de Oriente Próximo que ha estado sumido durante más de diez años en varias guerras que se libraban en su territorio.
Todavía quedan por aclarar los episodios de violencia perpetrados por milicias afiliadas al HTS del presidente Al Sharaa ahora en el poder contra la minoría alauita en las provincias de Tartús, Latakia y Hama.
Informes documentados de Amnistía Internacional coinciden con los de la Red Siria de Derechos Humanos, que denuncian ataques contra decenas de civiles desarmados, incluidos niños.
Las facciones que posteriormente se agruparon bajo el paraguas de HTS intentaron presentarse como los nuevos salvadores de Siria a través de la campaña militar 'Disuasión de la Agresión', liderada por Ahmad al-Sharaa, quien busca consolidar el poder en la nueva Siria. La ideología fundamental del grupo permanece profundamente enraizada en el salafismo yihadista.
Aunque el grupo ha recibido apoyo directo de países como Turquía y Qatar, el control de las múltiples facciones yihadistas afines al actual régimen resulta extremadamente complejo, debido al arraigo de una ideología violenta que busca imponer una versión radical de la sharía. Los acontecimientos de marzo pasado en la costa siria confirmaron lo difícil que resulta disciplinar a estas facciones.
Incluso después de acceder al poder, estas agrupaciones estaban consideradas como organizaciones terroristas por Naciones Unidas, Estados Unidos y varios países, debido a sus orígenes, ideología y vínculos históricos con Al-Qaeda y el Estado Islámico (ISIS).
Se trata de una organización nacida del caos, que accedió inesperadamente al poder y que ahora se enfrenta a múltiples desafíos ideológicos, políticos y militares. La realidad de la violencia en la costa revela su sectarismo.
Tras la caída del régimen de Bashar al-Assad el pasado 8 de diciembre, las facciones yihadistas lideradas por Ahmad al-Sharaa se hicieron con el poder, generando grandes interrogantes sobre la naturaleza de la nueva etapa en Siria: ¿Predominará la guerra interna o se logrará una etapa de estabilidad?
En medio de estas transformaciones, el papel de los grupos armados y su compromiso con la paz se presentan como elementos clave para definir el futuro de Siria. Ahora el gobierno cuenta con el apoyo de Washington en un giro copernicano de la situación que ofrece nuevas perspectivas pero que mantiene las incógnitas de verificar el cambio y la evolución de un grupo terrorista en una opción de gobierno para Siria que tiene todavía muchas heridas que curar y cicatrizar.
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