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EFE

Un PP insólito

Editorial ·

El sucesor de Rajoy que salga elegido de entre los múltiples candidatos necesitará un manual propio para dirigir el que aún es el primer partido del país

Martes, 19 de junio 2018, 01:14

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La proliferación de candidatos a la presidencia del PP resulta un fenómeno extraño en un partido en el que han primado el hiperliderazgo y el dirigismo a través de José María Aznar primero y de Mariano Rajoy después. La convocatoria de un congreso extraordinario para el 20 y 21 de julio y la retirada del actual presidente han dado lugar a un panorama insólito, que podría desconcertar a las bases de militancia y de voto. Es lógico pensar que la causa argumentada para la moción de censura que desalojó al PP del Gobierno -la corrupción- genera una pulsión renovadora que, por sí misma, suma aspirantes. El hecho de que Rajoy haya renunciado a sugerir siquiera sus preferencias sobre la identidad de su sucesor ha dado lugar a una sensación de vacío que anima una confrontación abierta y de incierto resultado, de la que anoche se descolgó por sorpresa Alberto Núñez Feijóo, el presidente de la Xunta de Galicia. Además, al inaugurarse la fórmula del sondeo entre los afiliados previo a la elección del nuevo líder por parte los compromisarios en el congreso, las incógnitas se multiplican. En tales circunstancias, la presunción de que entre los candidatos haya quienes en realidad se personen para facilitar al final la victoria de otro -porque sume o porque reste compromisarios- en ningún caso permite vaticinar el nombre de la ganadora o del ganador. Es paradójico que, con la retirada de Rajoy, sean las dos formaciones emergentes -Podemos y Ciudadanos- las que presenten una jerarquía más cercana al liderazgo unipersonal. Pero el problema, hoy, lo tiene el PP. Sus cargos institucionales y sus militantes deben proceder a un drástico cambio de cultura política en cuanto a los procesos de decisión interna. Se ven obligados a afrontar el futuro inmediato desde el libre albedrío en el ejercicio de su compromiso público. El PP se encuentra ante la disyuntiva de aventurarse a su propia refundación o contentarse con salvar como pueda el congreso de julio y la designación de un nuevo líder. Es probable que opte por lo segundo. Una mayor mudanza al inicio de un ciclo electoral provoca vértigo en todas las estructuras partidarias. Pero nada será como antes. Aunque los candidatos que afloran estos días se vayan retirando para dar paso a un aspirante único o a dos, quien salga elegido deberá dotarse de un manual propio para dirigir el que todavía es el primer partido del país en escaños, votos y afiliados.

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