La importancia de hablar de lo importante
Una ciudadana vasca que quisiera leerse los programas electorales de los cinco partidos que obtuvieron representación en el Parlamento autonómico en 2016 tendría que leerse ... en total más de 1.000 páginas. Es evidente que los partidos no los escriben esperando que la ciudadanía los lea. Si no, es difícil de comprender cómo el PNV, por ejemplo, se presenta a las elecciones con uno de 428 páginas.
Los programas electorales largos, detallados e ilegibles cumplen dos objetivos. En primer lugar, dificultan la rendición de cuentas. Cuanto más extensos y detallistas sean más probable que se diluyan los incumplimientos de promesas relevantes entre cumplimientos de propuestas poco importantes. En segundo lugar, permiten a los partidos desplegar sus redes atrapalotodo huyendo de etiquetas reduccionistas que les encasillarían como partidos de un solo tema, demostrando que son formaciones de gobierno capaces de cubrir todo el abanico de políticas que implica el gobierno de sociedades complejas.
Es recomendable acercarse de forma racional a los programas, optimizando el tiempo disponible y priorizando la búsqueda de los temas que pueden ser más importantes y que, sobre todo, forman parte de las principales competencias del Gobierno que vas a elegir. En unas elecciones autonómicas como las del 12-J, yo recomendaría leer y comparar las propuestas y los compromisos de los partidos relacionados con los sistemas sanitario y educativo. La gestión de ambas materias son las dos principales atribuciones del Gobierno autonómico. Entre las dos representan más de la mitad del Presupuesto vasco. Y, según los principales actores de ambos sistemas, hay un importante margen de mejora en ambas. Todos los partidos, incluidos los que han gobernado en los últimos ocho años, ofrecen en sus programas distintas soluciones a los problemas que se han visibilizado con más intensidad que nunca durante la crisis del coronavirus.
Por desgracia, la mayoría de los ciudadanos no se va a leer tampoco la parte de sanidad y educación de los programas. Por eso les toca a candidatos y candidatas asumir su obligación de suministrar al debate público sus posiciones sobre estos dos temas para que la campaña del 12-J se diferencie de las campañas tradicionales, no solo por la falta de mítines masivos, sino porque el debate gire sobre las dos cuestiones más importantes cuya máxima responsabilidad es del Gobierno vasco.
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