Parar todo un país es una situación insólita. No existe ningún libro ni manuales que nos digan cómo debemos actuar cuando la sociedad, la economía, ... las empresas deben cesar en su actividad de golpe por una situación de pandemia. No hay experiencias previas en donde apalancarte.
Esta crisis llegó de un día para otro y no tuvimos tiempo de organizarnos, por eso tuvimos que actuar con rapidez y sentido común, protegiendo la salud de los empleados y los clientes y manteniendo la actividad del negocio, para atender las innumerables necesidades que se suscitaron.
Hemos aprendido a trabajar en nuevas circunstancias, hemos cambiado la forma de relacionarnos con los compañeros y los clientes, pero hemos estado a su lado; en definitiva, nos hemos adecuado a las nuevas circunstancias en un tiempo récord y sin perder un ápice de calidad de servicio y productividad.
La banca desde el primer momento fue considerada actividad esencial por el Gobierno, por lo que hemos vivido esta situación muy de cerca y hemos desempeñado un papel importante como hilo conductor para hacer llegar todas las ayudas que tanto el Gobierno estatal como el Gobierno vasco y el propio banco han dispuesto para atender las necesidades sobre todo de los clientes, de autónomos, comercios, pymes y empresas.
La experiencia vivida obligará a las personas a reinventarse en un mundo cada vez más digitalizado y dar respuesta a los nuevos hábitos adquiridos. Personas que nunca habían operado a través de los canales alternativos, como banca online o tarjetas, tuvieron que aprender a hacerlo durante el confinamiento y ahora casi seguro que podemos considerarles ya nuevos usuarios digitales.
Debemos centrarnos como banco en los que peor lo están pasando y acompañarles también en estos momentos de desescalada y vuelta a una nueva normalidad. Tenemos que ayudar a las empresas, ya que son ellas las que nos ayudarán a la sostenibilidad de las futuras cuentas públicas y son ellas las que realmente ayudan al empleo.
La recuperación de la crisis será más rápida de lo esperado, salvo en sectores concretos, como puede ser el comercio, el transporte, la automoción, el ocio…, para ellos tenemos que buscar una fórmula para que puedan avanzar hacia la plena normalidad. Sectores como el tecnológico o el bancario serán un catalizador para la recuperación.
Una rápida reacción y contundencia de los bancos centrales, gobiernos y autoridades europeas han ayudado a mitigar el impacto socioeconómico de la pandemia y sostener el empleo. En este caso, las autoridades europeas han reaccionado de forma mucho más rápida y contundente que en anteriores ocasiones, lo que ha supuesto una gran oportunidad para reforzar el proyecto europeo. Su intervención ha permitido la recuperación de la confianza y la estabilidad en los mercados.
El impacto más negativo de la crisis sobre la actividad podría estar empezando a quedar atrás. Cabe esperar que la economía se restablezca en la segunda mitad del año, aunque sin recuperar lo perdido.
Me quedo con que los clientes demandan, ahora más que nunca, acompañamiento y cercanía. La agilidad y flexibilidad en ofrecer soluciones también es determinante. Nosotros estaremos centrados en esto.
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