La ilusión que acompaña al comienzo de un año se vuelve prudencia ante los notables condicionantes que reciben la llegada de 2023. La mentalidad colectiva, ... dominada inevitablemente por el peso del encadenamiento de crisis en los últimos tres ejercicios, está también presente en el sondeo de EL CORREO entre las treinta grandes empresas vascas. Euskadi mostró en los últimos doce meses una gran capacidad de resistencia frente a los más sombríos pronósticos, con crecimiento económico acompañado por el del empleo, que gracias a la reforma laboral va limando además las peores aristas de la precariedad, aunque a un ritmo más lento del deseable. La relativa tranquilidad con la que el Gobierno vasco encara los próximos trimestres, al calor de un significativo aumento de la recaudación de las haciendas, envía un mensaje ligado sin duda a las dos convocatorias electorales que asoman en el horizonte y contribuye a afianzar las expectativas de los principales líderes empresariales del país, que tampoco pierden de vista al Ejecutivo de Pedro Sánchez en su calidad de distribuidor de los fondos Next Generation. Y aprovechan para reclamar, en fin, más decisión a Europa a la hora de afrontar las iniciativas proteccionistas de EE UU y la competencia de China.
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El control de la pandemia entre nosotros ofrece un relativo alivio frente a la continuidad de la guerra en Ucrania y la persistencia de la inflación, que castiga a los hogares y complica las decisiones en sectores relevantes como el de la distribución. Pero precisamente del gigante asiático procede una nueva amenaza por el rebrote del covid en un momento en que el tráfico aéreo y las compañías aeronáuticas confiaban en remontar el vuelo. El oscurantismo de Pekín y la tibieza de la UE para defenderse del contagio pueden ejercer el mismo efecto paralizante que meses atrás produjo la subida desbocada de los precios de la energía. Con el peligro de comprometer o al menos retrasar proyectos destinados a afrontar un reto vital, el de la sostenibilidad, presente en el discurso de todos los dirigentes empresariales. Ni las decisiones políticas ni las de los principales motores económicos pueden eludir el imperativo verde, capital en el futuro inmediato y que convive con demandas ciudadanas como los acuerdos producto del diálogo social, el empleo digno o el abordaje decidido de la crisis demográfica. Capítulos todos ellos que, bien planteados, pueden contribuir a retener el talento.
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