La torpeza del ministro de Consumo al indisponerse con el sector cárnico por segunda vez en seis meses se ve agravada en esta ocasión por ... haber facilitado que se cuestione desde un medio extranjero la «mala» o «peor» calidad de la producción extensiva española; una circunstancia que, si estuviera fundamentada, debería conducir a una investigación. El Gobierno de coalición ya dejó solo a Alberto Garzón cuando recomendó que se redujera el consumo de carne. La desautorización se repite ahora, con ministras socialistas expuestas al ridículo de atribuir las palabras de su compañero «al ámbito personal» para distanciar de la polémica a un Ejecutivo que, una vez más, exhibe su escasa cohesión. Con las filas del PSOE agitadas por los barones más lenguaraces y alérgicos a Unidas Podemos, la cercanía de las elecciones en Castilla y León -en cuya economía pesa de forma relevante la actividad primaria- acorrala al Gabinete, sometido al vapuleo de un PP que no desaprovecha el inesperado regalo. Los encargados de algunas carteras cedidas para cubrir la cuota de su socio lastran a Sánchez. Ocurría con Manuel Castells, que acabó saliendo del Ministerio de Universidades.
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