El valor de la ética en sanidad
Osakidetza debe reconocer el trabajo del pediatra al que amonestó por cuidar fuera de su horario laboral a una niña que se moría en casa
El pediatra del hospital de Cruces amonestado por Osakidetza por atender fuera de su horario laboral a una niña que se moría en su domicilio ... familiar, un caso desvelado por EL CORREO que ha provocado una ola de solidaridad, es un ejemplo de la ética profesional en el trabajo. Un valor añadido a la delicada tarea de cuidar en casa a menores en la etapa final de su vida y, a la vez, prestar un apoyo emocional a sus parientes. Ambas labores, esenciales en el momento crítico de la despedida. Por eso, el episodio protagonizado por Jesús Sánchez Etxaniz, con 13 años de experiencia en cuidados paliativos pediátricos, ha sido tan esclarecedor. Ha puesto de manifiesto las precarias condiciones en las que tenía que completar un servicio tan sensible, solo salvadas por el compromiso y la entrega demostradas por él y su equipo de profesionales en Pediatría, Enfermería y Psicología.
No parece lógico que el servicio se organizara de 8.00 a 15.00 horas, de lunes a viernes, cuando «la muerte no entiende de horarios ni de festivos», como dice el pediatra. Las familias de los niños tienen derecho a afrontar ese trance crucial en el hospital o en casa, previa evaluación médica. Quienes deciden hacerlo en su domicilio precisan de todo el respaldo del Servicio Vasco de Salud y, por tanto, no es de recibo que una asistencia plena en un trance tan duro quede en manos de la buena voluntad y la vocación humanitaria de los equipos pediátricos, por muy loables que sean. Los profesionales necesitan cobertura legal y laboral, remuneración y reconocimiento. La plataforma Echamos de Menos, del ámbito de los cuidados paliativos, confía en que haya «un antes y un después» tras el caso publicado por este periódico.
La ampliación del horario anunciada ayer por el consejero de Salud, Alberto Martínez, va en esa línea. Era necesario que Osakidetza mejorase los cuidados de forma reglada durante las 24 horas y con profesionales retribuidos. Es de agradecer la rectificación por el bien de profesionales, pacientes y familiares. El problema es que haya tenido que llegar por la denuncia de un pediatra, ahora de baja «decepcionado y enfadado». No se justifica su apercibimiento, aunque el consejero lo haya limitado a «una comunicación» por usar el vehículo oficial para los desplazamientos «fuera de su hora». En todo caso, lo que merecen él y su equipo es un reconocimiento a su disposición y vocación. Un compromiso vital en cualquier profesión, pero más en un servicio público básico como es la sanidad.
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