Rishi Sunak protagonizó ayer uno de los peores lanzamientos de campaña electoral que se recuerdan. Empapado por una lluvia torrencial y tratando de imponerse a ... gritos sobre unos altavoces que atronaban el himno laborista - 'Las cosas solo pueden mejorar'- frente a Downing Street, el primer ministro británico puso finalmente fecha, el 4 de julio, a un anticipo cantado. La estrategia para salvar a los conservadores de una derrota que parece inevitable se considera arriesgada incluso entre amplios sectores del partido que ha gobernado Reino Unido los últimos 14 años. A su candidato le costará enmendar en unas semanas la imagen caótica de los últimos seis años, jalonada por las consecuencias del abandono de la Unión Europea y la sucesión de cuatro jefes de Gobierno, así como encandilar a unos ciudadanos que padecen el deterioro de las políticas de sanidad, educación y vivienda. Sunak apenas puede apoyarse en una relativa estabilización de la inflación frente a los más de 20 puntos de ventaja de Keir Starmer. La debacle 'tory' en los comicios locales de comienzos de este mes recuerda a la sufrida por John Major en 1995, dos años antes de la arrolladora victoria de Tony Blair.
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