La primera respuesta de Donald Trump a la contundente elección de Zohran Mamdani como alcalde de Nueva York combina la rabieta infantil-«yo no estaba ... en la papeleta»- con la constatación de que le ha llegado alto y claro el mensaje de unas urnas en las que el martes los republicanos lo perdieron todo. Seguramente el presidente de Estados Unidos vive como una afrenta personal el triunfo en su ciudad natal de un candidato de 34 años, musulmán y socialista. Y solo diez meses después de llegar por segunda vez la Casa Blanca, la ola demócrata que cosechó victorias de costa a costa representa un riesgo cierto para los republicanos: a corto plazo, porque se han cumplido 36 días de cierre del Gobierno; a medio, porque falta un año para las legislativas intermedias.
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La urgencia con la que Trump conmina a los suyos a reabrir la Administración federal tiene todo el sentido ante los efectos de la desesperada situación que viven 1,4 millones de funcionarios sin sueldo y más de 40 millones de ciudadanos sin ayuda alimentaria. La prioridad para los votantes que auparon a la oposición en Nueva York, Nueva Jersey o Virginia es la economía, el coste de la vida que no pueden afrontar por unas políticas trumpistas que destruyen empleo y fracasan contra la inflación. Si la opinión pública culpa de esta crisis al partido del presidente, la oposición debe vender caro un acuerdo que preserve las coberturas médicas.
El desorientado Partido Demócrata tratará de aprovechar el impulso para plantar cara a un mandatario despótico que amenaza día a día la democracia y solo persigue enriquecer aún más a los millonarios. Por eso no asusta el populismo económico de Mamdani, aunque todavía debe dar frutos; y atrae su discurso potente que no obliga a elegir entre israelíes y palestinos, que acoge el desacuerdo. De aquí a las legislativas de 2026, la batalla será a cara de perro, también en el terreno de las malas artes. La elección más trascendental del martes se ganó en la redistribución de distritos electorales en California, vital para combatir similares operaciones de los conservadores en Texas que buscan retener la Cámara de Representantes. Si la oposición logra unirse en torno a propuestas económicas para la mayoría, Trump puede actuar como un lastre para los republicanos y convertirse en un 'pato cojo' dentro de un año. Y sí, las presidenciales no se ganan a tres años vista, pero crece la estatura del californiano Gavin Newsom.
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