Partido solidario y en paz

El encuentro de hoy entre Euskadi y Palestina en San Mamés debe ser ante todo una expresión de apoyo y del valor del deporte para convivir

Sábado, 15 de noviembre 2025, 00:01

El partido que se disputa hoy en San Mamés entre la selección vasca y Palestina debe reunir los mejores valores de un encuentro amistoso dentro ... del campo, pero sobre todo debe hacerlo fuera. Se trata de una gran oportunidad para refrendar las reiteradas muestras de solidaridad de Euskadi con la población palestina, que ha sufrido lo indecible durante dos años de asedio del ejército israelí sobre Gaza y que, todavía hoy, lucha a diario por recomponerse en medio de terribles calamidades y un frágil alto el fuego. La paz que se necesita en el territorio palestino y, por extensión, en Oriente Próximo se antoja hoy como una valiosa reclamación en Bilbao, tanto en un estadio que se supone lleno hasta la bandera como en unas calles animadas por un acontecimiento que combinará la reivindicación pacífica con la celebración festiva en favor de la convivencia. Cualquier otra manifestación que se salga del espíritu del deporte, como insisten los organizadores, no tendría cabida en una jornada llamada a ser histórica al difundir al mundo principios como el respeto y la dignidad.

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El temor a «disturbios» confesado por el consejero de Seguridad por parte de grupos radicales obliga a redoblar las llamadas a la calma y también a organizar medidas de prevención ante eventuales conatos de violencia, antes y después del amistoso entre Euskal Selekzioa y Palestina. Es insólito que la obstinada pretensión de quienes confunden la animación con la agitación violenta, introduciendo una tensión absolutamente innecesaria en un día de hermanamiento, haya obligado de alguna manera a considerar una celebración por la paz como un partido de alto riesgo. Que Bingen Zupiria y el líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, coincidan en reiterar la necesidad de expresarse de forma «pacífica» da una medida del estrés con el que se viven los prolegómenos.

Sería de ilusos pensar que la ocasión no se iba a utilizar de forma partidista casi desde el mismo momento en que se anunció un Euskadi-Palestina en favor de la oficialidad de las selecciones vascas y en contra de la masacre de la población civil de Gaza y Cisjordania. Pero su noble finalidad justificaba a todas luces la disputa del choque entre ambos equipos, con la esperanza de que la lección deportiva que se viva en San Mamés a partir de las 20.30 horas se extienda fuera. Especialmente, el valor de la educación, esencial en una Franja derruida para evitar que miles de jóvenes caigan en las garras del fanatismo.

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