Un deber moral
Editorial ·
La participación en las urnas es esencial para que las instituciones reflejen con rigor las demandas de los ciudadanos en toda su diversidadel correo
Domingo, 26 de mayo 2019, 00:09
Los 1,8 millones de residentes en Euskadi llamados hoy a las urnas tienen la oportunidad de elegir a sus representantes en las instituciones más ... próximas: los ayuntamientos y las Juntas Generales. De estas últimas dependerá el color político de las diputaciones durante los cuatro próximos años. También están citados a mostrar sus preferencias sobre la composición del Parlamento europeo, cuyas decisiones adquieren una trascendencia en sus vidas no sujeta a discusión. El voto es un derecho consustancial a cualquier sistema de libertades, pero también una responsabilidad democrática que los ciudadanos han de asumir como tal. Su ejercicio es básico para que el veredicto de las urnas coincida, con la mayor exactitud posible, con las aspiraciones reales de la sociedad, sus prioridades y las fórmulas para encauzarlas a través de las múltiples alternativas que ofrecen en cada ámbito los partidos de todo el arco ideológico que se disputan el apoyo de los electores. Cuanto más alta sea la participación, mayor será la correspondencia entre el sentir de la población y el reparto de fuerzas en las instituciones que han de afrontar los problemas colectivos desde la máxima transparencia y la búsqueda del interés común.
El amplio abanico de opciones que, con planteamientos contrapuestos, concurre a estos comicios favorece la identificación de unas siglas cuyos postulados se acerquen en mayor medida a los de los votantes y, por lo tanto, priva de justificaciones a la abstención. No es baladí que los ayuntamientos y las diputaciones estén bajo el control de unas formaciones u otras a la hora de desarrollar sus amplias competencias, que afectan intensamente al día a día de los ciudadanos. Tampoco el reparto de los escaños en el Parlamento europeo, cuando tantas amenazas se ciernen sobre el Viejo Continente, ni en las cámaras legislativas de las doce comunidades autónomas que son renovadas hoy. Todo ello depende en última instancia del sentido del voto en estos comicios. Las instituciones son de todos y han de estar al servicio de todos. A todos corresponde, por tanto, opinar sobre su composición, de forma que la fotografía resultante del 26-M ofrezca una visión nítida sobre los anhelos y la diversidad del cuerpo social. Votar es el primer paso en la participación efectiva de la ciudadanía en la gestión de los asuntos públicos. Dada la importancia de lo que está en juego no es solo un derecho, sino un deber moral.
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