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Mientras los partidos políticos que no aspiran a la independencia elogian el discurso del Rey, Quim Torra dice que es rechazable por completo. El mensaje navideño del Rey ha sido el más corto en el tiempo, pero ha hablado de los jóvenes, del empleo, de la igualdad de hombres y mujeres, de la Constitución y de convivencia. Ha hablado de todo, pero en su sermón navideño no ha citado a Cataluña. En vista de esto, Quim Torra, en un acto oficial, le ha respondido que en Cataluña no hay ningún problema de convivencia, sino de democracia y de justicia, dos palabras mayores que en su boca se empequeñecen cuando él las pronuncia.

Únicamente un tercio de los depósitos perdidos por el 1-O han retornado a la que en otro tiempo llamamos «clara, limpia y perfecta Barcelona», no sin esa dosis de exageración que nos caracteriza a los españoles cuando nos ponemos contentos. Todos los partidos políticos, con diversos tonos de voz, han elogiado el discurso de su majestad, incluso, con matices y variantes, los independentistas aspiran a ser independientes sobre lo que llaman verdad histórica, que está cercada por varias mentiras. Mal empieza la semana, que dijo aquel al que ahorcaron un lunes. Ya no podemos decir eso de paciencia y barajar porque se han llevado las cartas. Lo que está ultimando España es la salida de Reino Unido de la Unión Europea, pero tampoco hay acuerdo, porque llegar a cualquier punto de coincidencia no ha sido jamás una de nuestras virtudes.

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