Comprar mujeres en Sudán del Sur
«Se venden mujeres» no nos parecería un rótulo normal en el escaparate de un comercio. Sin embargo, en Sudán del Sur se proclama abiertamente a través de las redes sociales. Un cínico podría argumentar que en Occidente también han existido matrimonios arreglados, sin que los cónyugues tuvieran voz o voto en el asunto. El aristócrata medio arruinado que casaba a su hija con un comerciante rico… ¿no la estaba 'vendiendo' en cierto modo? Sin embargo, los matrimonios arreglados nunca son una mera transacción económica sino alianzas entre familias.
Otros argumentarán que se trata de un país musulmán, pero Sudán del Sur es cristiano y animista. Los matrimonios arreglados siguen siendo frecuentes en el Islam, pero los padres suelen quedarse al margen y tienden a ser las esposas, madres, tías y hermanas las que negocian quién se casa con quién. El dinero es importante porque crear una familia requiere recursos, pero luego tienen mucho más peso otros factores de tipo social o personal.
Cuando tienes muy poco dinero pero muchas hijas a las que mantener, una solución obvia es buscarles matrimonios ventajosos, pero que un padre de familia sursudanés decidiese organizar una verdadera subasta a través de Facebook es, sin duda, algo exagerado. Cierto que la muchacha, Nyalong Ngong Deng, de etnia dinka, ya no es ninguna niña pues tiene 16 o 17 años y destaca por su extraordinaria estatura. Su padre ha usado su altura para acuñar un lema comercial digno de los maquiavélicos publicistas de la serie 'Mad Men': «¡Los hijos del ganador serán jugadores de la NBA!».
El 25 de octubre apareció la subasta en Facebook. El 3 de noviembre se celebró la boda. Pujaron cinco personas, incluyendo al vicegobernador del Estado y un millonario llamado Kok Alat, que ya tenía ocho esposas, y ganó a la chica ofertando 530 vacas, tres Toyota Land Cruiser, varios teléfonos móviles y 13.800 dólares (unos 12.100 euros). Facebook, que censura una cuenta en el acto si aparecen la 'Maja Desnuda' de Goya o la 'Venus del Espejo', de Velázquez, no suprimió la cuenta hasta después de la boda, cuando ya había estallado el escándalo.
Porque estalló el escándalo en Sudán del Sur. Normalmente se tardan meses en concertar un buen matrimonio y el precio de la novia suele ser de 30 o 40 vacas. Ahora las ONG temen que cunda el mal ejemplo en vista del éxito. Mónica Adhiue, de la Alianza Nacional de Mujeres Abogadas de Sudán del Sur, intentó convencer al padre para que desconvocase la subasta. El Gobierno tuvo que justificarse por lo sucedido. Según la ley, la edad mínima para casarse es de 18 años, pero esas leyes son letra muerta y la mitad de las novias son menores de edad.
Sudán del Sur podría optar al infausto título de país más pobre del mundo, sobre todo tras la insensata guerra civil que estalló en 2013 y que sigue sin resolverse, aunque a día de hoy rige un acuerdo de paz. Lo más triste es que Sudán del Sur debería ser un país rico: Con una extensión un 20% superior a la de España, tierras fértiles, agua abundante y grandes recursos minerales, incluyendo petróleo, sus doce millones de habitantes deberían disponer de una holgada renta per cápita. No sucede así porque las tasas de analfabetismo son del 80% para los hombres y del 95% para las mujeres y porque las estructuras sociales se basan en clanes y tribus de tipo patriarcal y jerárquico, lo que se traslada al sistema de gobierno, generando clientelismo, corrupción y autoritarismo.
Nyalong Ngong Deng ha sido subastada como una esclava. Puede que su marido la maltrate o que las otras esposas la reciban con hostilidad, pero forma parte de una familia adinerada mientras que millones de compatriotas sufren la miseria y la hambruna. Si juega bien sus cartas, dentro de veinte años será una viuda rica de treinta y tantos y tendrá por delante una larga vida. El futuro de Sudán del Sur en cambio, parece mucho más incierto.
