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Tras unos días de olor a incienso y a santidad, de grandes pérdidas y grandes discursos, de fe y de elevación, se agradece que, de ... pronto, la actualidad, con sus inesperados guiones, nos devuelva a asuntos más ligeros. Ha querido el destino que haya sido la gran Cayetana Guillén Cuervo la encargada de apagar los cirios de lo divino para recordarnos con sus declaraciones que pertenecemos a la estirpe de los imperfectos, que es la humana nuestra verdadera condición. La actriz y presentadora, atrapada, al parecer, por las redes del periodismo, ha confirmado que Amaia Montero volverá a ser la cantante de La Oreja de Van Gogh. Con permiso de Leire Martínez, quien atesora mis simpatías, estamos ante el tipo de información que necesitábamos. Es cierto que Guillén Cuervo, a quien se le intuye una alegría verdadera ante los proyectos de su amiga, ha podido meter la pata, pero quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Cayetana tiene mi bendición, y debería tener la absolución de todos nosotros.

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