El tiempo pasa
La realeza, ¿es real? Antiguamente, aunque no hace tanto (porque eso lo he visto yo), el debate nacional se centró en la píldora. Y luego ... en el divorcio. Toda sociedad plural se halla siempre en un permanente tira y afloja entre sus sectores más reaccionarios y conservadores, y los otros tirando a progresistas y un poco más solidarios en teoría. Unos se aferran al pasado porque lo consideran confortable y seguro. Los otros creen que hay que cambiar algunas cosas para que el futuro sea más justo y mejor. Ambos sectores ansían el poder político (incluso en momentos de crisis) y cuando lo obtienen, intentan que se note. Se organizaban manifestaciones en contra y a favor de la píldora y el divorcio. Los obispos también zapateaban en el tablao de los medios para animar el debate. Al final, por supuesto, se comercializaron la píldora y los condones. Y el divorcio (uf, menos mal) se legalizó. Luego vino el tema de la interrupción voluntaria del embarazo. Lo mismo: mucho debate y manifestación. Yo a favor, yo en contra. Al final, claro, se aprobó la ley. El tiempo pasa y el mundo no se detiene, por mucho que se esfuercen algunos forzudos. Los debates de ahora son la monarquía y la tauromaquia. De hecho, la monarquía ya se ha manifestado a favor de la tauromaquia, lo cual denota un inequívoco instinto de colocación. Pero los reyes de ahora ya no son verdaderos reyes. No mandan nada. Más bien, parecen figurantes engalanados para ejercer una función decorativa, ¿no? ¿eh? En fin, si yo fuera el espejito mágico de Letizia y ella me preguntara, le diría, con todo respeto, que intentara educar a sus hijas para el mundo real. Real de realidad, claro, no de realeza. El tiempo pasa.
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