Al PP le pasa algo. No está bien. Y eso se nota. Es imposible no verlo. Es imposible no ver el desasosiego interno del partido; ... el estrés interno y, a la vez, el esfuerzo de sus principales líderes y portavoces en disimularlo. En todos los partidos hay lío, claro. Al fin y al cabo, los partidos políticos ¿qué son? Estructuras organizadas para colmar, más que otra cosa y antes que nada, las ambiciones personales de las viejas y entrañables élites de toda la vida: eso son. Y ahí siempre hay gente de mucho cuidado (eso también lo sabe todo el mundo). Y cada cual con su idea fija y su grupito de amigos e interesados. Si se quiere llegar a algo en un partido, hay que ser astuto y a la vez discreto. Pero no parecer blandito, eso nunca. Y menos en el PP.
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Tengo un proyecto de país, dice el jefe. Eso suena bien, jefe. ¿Un proyecto de país? ¿Qué demonios es? Hay que ver la que hemos montado con las palabras. ¿Quieres crear un Silicon Valley en Barcelona? Suena de maravilla, jefe, se ve que tienes un proyecto de país muy guay. El cerebro del PP (si tal cosa existe, imaginemos que sí) no soporta verse fuera del Gobierno. De hecho, su tierno hipotálamo es incapaz de concebirlo. Vale, pero no me refiero solo a eso. Eso es lo normal, pero lo que está pasando en el PP es algo más profundo. Aparte del tema de la corrupción histórica que huele mal y descompone los cimientos morales del partido, las dos almas del PP parecen haber entrado trágicamente en conflicto. La parte biempensante, ultracatólica y neoliberal por un lado y la parte falangista y belicosa de discurso incendiario y ademán cada vez más duro y retrógrado, por el otro. Siempre se habían entendido bien, pero ¿qué está pasando ahora?
El asunto es serio. Casado a veces tiene cara de no saber qué cara poner. O de haberse puesto la equivocada. Cáspita, creo que hoy me he puesto la que no era. Supongo que está soportando mucha tensión, pero, vamos a ver, eso es lo mínimo. ¿Soportar la tensión? Eso se le supone a un líder político. Ahí están todos los juicios abiertos que tienen entre manos y que son a cada cual más ameno e instructivo. Eso a Casado ya no le afecta. Por favor, eso es cosa de épocas pasadas, del medievo.
Lo malo, lo grave, es no saber quién ser. Ni a quién amar. Ni con qué cara salir. El PP de Casado tiene una crisis de identidad. No sabe quién es. Ni quién fue. Los álbumes de fotos ya no se atreve ni a mirarlos. Pero tampoco sabe quién quiere ser. Y eso es lo peor de todo. No puedes tener un proyecto de país si ni siquiera sabes quién eres. ¿Silicon Valley? Pero ¿qué demonios me estás contando? ¿Qué es eso?
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