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Alberto Sordi, en la escena de una película. E. C.

Tramposo

He conocido en la vida a tipos que piensan que las reglas no son para ellos

Domingo, 24 de marzo 2024, 00:02

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Me siento vitalmente cerca de la escuela de comedia italiana de los años cincuenta a setenta; de aquellas películas irregulares, pero estupendas y mordaces, que ... enseñaban a entender la vida como broma, a veces muy pesada, y a no tomarse nada demasiado en serio, empezando por uno mismo. Ha tenido que ver con mi manera de ser, de contemplar la realidad y la propia existencia desde el prisma del humor; cada vez más a medida que he ido cumpliendo años. Presentaban la farsa como el paradigma de lo contrario a la solemnidad y de dar crédito a las mentiras sobre las que se construyen los engaños, los que se sirven con grandes palabras tan rimbombantes como huecas; el cartón que siempre aparece en cuanto se rasca un poco. Aquellas películas retrataban tanto a farsantes y pobres diablos de la vida cotidiana, como hacían sátira de los ridículos prebostes de moral inexistente. De los actores que brillaron en la comedia italiana tengo en el pedestal a Alberto Sordi, el gran Sordi, seguido en aprecio por Ugo Tognazzi. Vittorio Gassman solía pasarse de vuelta en la rosca histriónica y Marcello Mastroianni era demasiado elegante para los roles bufos.

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