Espejo negro
En doce años el mundo ha alcanzado a 'Black Mirror' y sus distopías ya no lo son
En 2011 se estrenó la primera temporada, de tan solo tres capítulos, de una serie diferente y novedosa que entonces fue minoritaria. 'Black Mirror' era ... una idea de Charlie Brooker, quien ha escrito a lo largo de las temporadas muchos de los guiones, que se convirtió pronto en una serie de culto. Su peculiaridad residía en la temática: el avance de las tecnologías digitales como condicionante de las vidas de las personas y alterador del orden social. Sus brillantes argumentos, a medio camino entre el realismo, lo fantástico y la mejor ciencia ficción, estaban determinados de un modo esencial, inteligente e innovador por internet, el poder de los medios de comunicación visuales y por la recreación virtual cuando entra en la realidad y la suplanta o perturba. Ese espejo negro metafórico es la pantalla, las diversas pantallas que rigen las relaciones, los negocios, el poder, los escándalos, la información al instante, la dependencia de las redes sociales y la manipulación y las falsificaciones cada vez menos detectables en el mundo del siglo XXI. Un agujero negro que atrae y se lo traga todo y lo devuelve mutado al otro lado del espejo.
No se me ha olvidado la humorada tremendista del primer capítulo (siempre, en toda la serie, historias independientes): para que una popular princesa sea liberada por sus captores, el primer ministro tendrá que coitar con una enorme cerda, sin trampas y en directo, en un programa de la BBC de máxima audiencia. Ni el tercero, una morbosa historia de infidelidad conyugal se descubre porque cada persona lleva incorporado un dispositivo que permite ver y que se proyecten a terceros todas las imágenes de los hechos de su vida.
Ahora, tras la quinta en 2019, llega la sexta temporada, de cinco capítulos. Y lo más inquietante ya no es la serie, sino la actualidad: en doce años el mundo ha alcanzado a 'Black Mirror' y sus distopías en muchos casos ya no lo son. Quizá por ello, esta entrega está menos apoyada en lo tecnológico y es más de géneros. Por ejemplo 'Loch Henry', el mejor, es una canónica historia de horror.
Fernando Marías tenía la divertida costumbre de poner calificativos con comparaciones tomadas de la cultura popular. De este modo, decía que Trump era un malo de 'Batman', que con las restricciones energéticas y la escasez de agua el planeta iba a ser 'Mad Max' y habría dicho que, con la inteligencia artificial insertada en cada espejo negro, ya vivimos en 'Black Mirror'. Esperemos que con la involución política hacia la extrema derecha en tantos países no lleguemos a decir que estamos dentro de 'La lista de Schindler'.
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