Liderazgos genuinos
El lehendakari Imanol Pradales ha acumulado en poco más de un año un capital político que trasciende al gestor y perfila al líder. En tiempos ... tan divisivos y tronantes como los actuales, lo ha logrado aunando ánimo inclusivo y vocación reformista; estableciendo una conexión genuina, a ras de calle, con la agenda que recoge las principales inquietudes de la ciudadanía.
Esa combinación de rigor democrático y sensibilidad en forma y fondo hacia los representados prestigia la política y las instituciones, las robustece frente a las crecientes acometidas iliberales y populistas.
Los liderazgos que exige cada momento histórico no llegan por casualidad. Existe una causalidad tras ellos: son fruto de una cultura política determinada, e incluso de ideologías que buscan la suma permanente como garantía de cohesión social. A partir de ahí, la impronta personal sella un estilo que viene dado también por las propias vivencias generacionales.
Euskadi ha dado un salto de gigante en términos de bienestar desde la reinstauración del autogobierno. No hace falta ser un aguzado erudito ni un fino analista para ser plenamente consciente de ello: basta con acumular años hasta empezar a sentir vértigo.
Pero las herramientas que dan servicio a la sociedad también padecen con el paso del tiempo y requieren de saltos cualitativos para adecuar lo bueno a los desafíos del momento y convertirlo en mejor aún. Las transformaciones del presente son de tal calibre que ésta es una de esas coyunturas.
En el actual escenario, el lehendakari Pradales y su gobierno han establecido una serie de ejes de actuación de carácter estratégico que ya han dado sus frutos, o están en vías de hacerlo. Lo que se refiere al futuro de Osakidetza resulta particularmente significativo, por su impacto directísimo en todos y cada uno de los ciudadanos.
A través de un proceso modélico por lo abierto y participativo se han fijado los pilares del servicio vasco de salud del futuro, blindando sus características más sobresalientes, afrontando las carencias erosivas y convirtiendo los retos del futuro en oportunidades. Como era previsible, sólo se han desmarcado total o parcialmente del consenso aquellos que dicen buscarlo pero en realidad lo temen y lo rehuyen, los que hacen de la confrontación demagógica su seña de identidad.
Son los mismos que taconean cuando Pradales activa un foro de seguridad con visión integral y dinámica horizontal para atajar un problema creciente que inquieta incluso a quienes se niegan a reconocerlo públicamente. Los que desde su inacción indolente terminan favoreciendo fenómenos nocivos que dicen combatir.
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