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El paraíso

El ser humano puede destruir su propio mundo creando una inteligencia superior a la suya

A veces no puedes evitar fijarte en los zapatos de la gente. Los zapatos no son cualquier cosa. Los zapatos son importantes, eso lo sabe ... cualquiera. En los zapatos proyectamos nuestros sueños. Dime qué zapatos te compras y te diré quién te gustaría ser. Algunas se compran zapatos de princesa. Y otros se compran zapatos de Frankenstein. Es todo por los sueños. A veces se nos olvida, pero sin sueños no somos nada.

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Ahora bien, también es importante fijarse en el pelo de las personas. El pelo es tan importante como los zapatos. O incluso más, porque el pelo es un factor de ubicación. Representa una especie de GPS social. Mediante el pelo comunicas tu distancia y posición con respecto al poder. Considerando poder al poder de siempre, obvio. Y si no han cambiado mucho las cosas últimamente, lo peor que te puedes poner en el pelo son unas rastas con liendres.

No obstante, como es lógico, hay zapatos de princesa que se enamoran de rastas con liendres. El amor es así. Porque lo que tú sueñas no tiene por qué tener nada que ver con lo que eres. Porque serás lo que seas, pero eso no tiene por qué impedir que tus sueños sean nobles y elevados, Lutxo, le digo. Y me dice: El ser humano es un animal monstruoso. Pero, como nosotros somos seres humanos, no nos damos cuenta de ello. Menos mal que ahora vamos a tener Inteligencia Artificial. La IA va a cambiar el mundo, dice Lutxo entusiasmado como un cenutrio del montón.

En fin, estamos ahí, un día más, en la terraza del Torino, a media mañana, Lutxo y yo viendo pasar la vida y de repente pasa Monica Bellucci en bicicleta, y le digo: esa señora de la bici, ¿no era Monica Bellucci? Y me dice: yo, el otro día, vi a Claudia Cardinale en patinete. Y esa es la cuestión, que el tiempo pasa y lo suyo es pasar. Ahora bien, no sé si la IA va a cambiar el mundo, pero lo hará sin duda. Para bien y para mal. Según cómo lo mires, el ser humano es una bestia fascinante capaz de todo. Capaz incluso de destruir su propio mundo creando una inteligencia superior a la suya: una super tecnología automática a la que graciosamente cederá el poder de su destino a sabiendas de que ya no podrá recuperarlo.

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Nos ha tocado vivir un momento crucial de la Historia de la Humanidad y esa es nuestra suerte. El momento de tomar una decisión trascendental. No me extraña que nos dé vértigo. Lo malo es que, ahora mismo, todo el que mira al futuro lo ve negro. Todos lo estamos viendo negro. Y eso es nuevo. Nunca antes habíamos estado tan deprimidos. Es como si ya estuviéramos empezando a dar muestras de fatiga. Nosotros que fuimos creados para embellecer el paraíso.

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