Ecos de cámara
Estamos a la espera de que al menos el 70% de nosotros reciba la vacuna contra la covid-19, lo que multiplicaría su eficacia. Muchos ... dijeron que no pensaban ser conejillos de Indias y que no serían los primeros en recibirla, pero cuando se generalizó la creencia de que iba a funcionar se olvidaron de lo dicho y corrieron a recibir el pinchazo, algunos saltándose la cola y mereciendo por ello una repulsa pública.
La noticia de que las hermanas del Rey se vacunaron en Abu Dabi al ir a ver a su padre fue filtrada de forma sesgada y dentro del plan de erosión de las instituciones democráticas. Hay que decir que no se colaron en España y que su vacuna no fue a cargo del erario. Quizá habría sido mejor conceder a la Prensa una exclusiva, breve y discreta, y adelantarse a la maledicencia para desactivarla.
La insistencia en supuestos negativos que no admiten discusión nos introduce en una metafórica cámara de eco que nos lleva a desconectar a quienes no asuman lo postulado por nuestra burbuja, a bloquear el tránsito de ideas e instalar el tribalismo en nuestras vidas. Esto es corrosivo para la democracia y las libertades. Por supuesto, lejos de ayudar a resolver los problemas principales, este patrón de conducta nos inhabilita para ello. Y resulta común a polos opuestos.
Esta semana hemos visto cómo el Parlamento Europeo ha retirado, con notable mayoría, a Puigdemont la inmunidad por su fuga de la Justicia española. Le Pen ha votado en contra de esta medida, igual que Iglesias; una curiosa y efectiva semejanza los asocia: el afán por vaciar el Estado de Derecho y desmantelar la Unión Europea. ¿Quién toma nota?
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