'Amour'
Supimos, el otro día, Ixa y yo, que acababa de morir Jean-Louis Trintignant, ese buen actor francés muy viejo que tenía cara de palo, ... y, en el acto, decidimos, porque somos así, ver, esa noche, 'Amour', la película que hizo en 2012 con Michael Haneke. De modo que lo hicimos. Con la luz apagada, claro. Porque al amor no hay que molestarlo, ¿no? ¿No decían eso los clásicos: que no hay que molestar al amor?
Así que con la luz apagada y en silencio, o sea, con reverencia y atención, la vimos. Muy buena. Pero plantea el tema, claro. ¿Qué tema? El tema del envejecimiento de una pareja con una sola hija que vive en otro país. Y por tanto, el tema del, ya sabes, ese momento de la vida. La mujer sufre un ictus, etc. Y a partir de ahí, el deterioro, la incapacidad. Ya no se puede levantar y logra hacerle prometer a su aturdido y octogenario marido que no la ingresará en un moridero. Lo siento, creo que lo dice así: los sitios a los que se lleva a la gente a morir, vamos. Y el hombre está ahí. En ese piso. La cuida, la asea, intenta darle la comida a la boca hasta que, en fin.
Creo que el tema de la muerte en las próximas generaciones va a haber que abordarlo en serio. Es lo que dice Haneke. Los 'boomers' ya no tenemos la cabeza que tenían nuestros padres. Vamos a querer decidir el cómo y el cuándo. Vi por primera vez la película 'Amour' cuando se estrenó, yo entonces tendría 53 años, aún era un salvaje. Y recuerdo lo profética e iluminadora que me pareció. El tema de la muerte voluntaria, aunque, en realidad, de voluntaria no tiene nada, solo el gesto final es voluntario, va a ser un asunto ineludible, creo yo. Eso espero. Lo digo por mí, obvio.
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