Ciencia

A la naturaleza y a Dios es mejor no nombrarlos en vano. Dicen que el papel lo aguanta todo: el lenguaje también. Crea realidades de la imaginación que luego nos estallan en la realidad de las cosas donde las sociedades moldean el mundo casi siempre para peor. El lenguaje miente que da miedo y las ideas falsas tienen tanta fuerza como las que se aproximan a la verdad. Donald Trump prometió a los trabajadores estadounidenses que les iba a arreglar la vida y lo que ha hecho es darle barra libre a Wall Street. Las ideas salen de la materia, de todas las hambres y del reparto o del mal reparto de los recursos, y ahí vuelven. También se alimentan del resentimiento. Parte del voto de Bolsonaro salió de unas clases medias blancas que antes tenían servicio y que ahora no se lo pueden permitir porque las condiciones de vida de la población negra han mejorado. Gran parte del voto de Vox procede de los hombres que se identifican con las expectativas tradicionales de género y las ven frustradas: a perder privilegios le llaman perder derechos. Quienes niegan la violencia machista son los mismos que niegan el calentamiento global.

Ciencia, ni tienen ni quieren: lo suyo es el oscurantismo. La Ilustración fue una revolución de las ideas que buscó hacer del ser humano una criatura racional. Ciencia y educación eran sus pilares. Hoy vivimos en un mundo insatisfecho, confuso y complejo en el que triunfa la fuerza simple y fabulosa de la mentira. Cuando más importante es la ciencia para el sostenimiento de nuestras sociedades, menos parece penetrar en el pensamiento de la mayoría. Estas gafas de vernos solo a nosotros mismos tanto dentro como fuera nos hacen vulnerables a quienes cantan sus mentiras en nuestro oído.