La campaña electoral más extraña de cuantas se han celebrado en Euskadi arranca hoy en medio de la incertidumbre sobre hasta qué punto influirá en ... sus resultados una pandemia que ha conmocionado a la sociedad y cuya gestión y consecuencias acapararán los mensajes de los principales partidos. Una campaña sin mítines al uso, con el contacto físico entre los candidatos y la ciudadanía reducido a la mínima expresión y que finalizará con una votación con mascarillas y entre estrictas medidas de seguridad. Está por ver si el 'shock' que ha supuesto el Covid-19 desgasta o refuerza al PNV y el PSE, los dos socios en el Gobierno vasco, que aspiran a reeditar su coalición y blindarla con la mayoría absoluta de la que ahora carecen. Otras combinaciones se antojan a priori poco probables, aunque todo queda a expensas de la composición del arco parlamentario y de eventuales acuerdos a la luz del escrutinio del 12 de julio.
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Si la confianza resulta un valor esencial en política, más lo es aún en circunstancias como las actuales en las que sobrevuelan el ánimo de la población los temores derivados de la emergencia sanitaria. De ahí que sea deseable que las distintas formaciones contrapongan sus propuestas con espíritu constructivo y sin incurrir en demagogias de corto vuelo o excesos dialécticos que solo alimentan la crispación. El reforzamiento del sistema de salud, que pese a su encomiable respuesta frente al virus ha mostrado notorias insuficiencias, y la urgencia de reactivar la economía y de socorrer a los colectivos más desfavorecidos por una recesión de una magnitud sin precedentes serán los indiscutibles protagonistas de los debates. Y las prioridades de una legislatura en la que quedará escaso margen para otras cuestiones, incluidas las identitarias. La excepcionalidad del momento y la trascendencia de lo que está en juego hacen singularmente necesaria una alta participación en las urnas, amenazada por el temor a los contagios, especialmente entre los grupos más vulnerables. Las medidas preventivas dispuestas en los colegios electorales y el fomento del voto por correo deberían amortiguar ese peligro.
Una campaña tan singular lo ha sido hasta en sus prolegómenos. La formalización ayer del acuerdo entre los gobiernos central y vasco para el traspaso a Euskadi de tres competencias menores insufla oxígeno al candidato Iñigo Urkullu, que aspira a un tercer mandato con las encuestas a favor.
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