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Voluntarios alzan una urna del referéndum catalán. Reuters

La calidad de la democracia

Es difícil de entender cómo el nacionalismo catalán no se percata de que sus métodos son abiertamente repudiados por la UE

Martes, 13 de marzo 2018, 00:18

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Alguna prensa catalana ha publicado con más relieve que en otros lugares del Estado la noticia de que el think tank 'The Economist Intelligence Unit' ... ha reducido la puntuación de España referida a 2017 desde 8,30 a 8,08 puntos, lo que le ha llevado a retroceder dos puestos (del 17 al 19). Este indicador, aunque referido a 2016, fue mencionado por el rey Felipe VI en su reciente intervención en Davos, para acreditar la buena salud democrática de nuestro régimen político. Para los independentistas es la prueba palmaria de que el déficit democrático español crece, por lo que se afirmaría su tesis de que están siendo subyugados por una verdadera dictadura. Ello les proporcionaría –continúan– el aval internacional que necesitan, y que les llegará en cuestión de horas, una vez que la comunidad internacional se percate de la situación… El informe se limita a describir la situación: «El intento del Gobierno de frenar por la fuerza el referéndum ilegal de independencia de Catalunya y su trato represivo a los políticos independentistas han puesto en riesgo el ser una democracia plena» [...] «Después de la declaración unilateral de independencia del Parlament, el Gobierno suspendió el autogobierno. Varios líderes independentistas han sido encarcelados y se enfrentan a graves cargos criminales que pueden conllevar 30 años de cárcel si son declarados culpables», añade el informe, que destaca que los partidos soberanistas ganaron las elecciones autonómicas el 21 de diciembre en lo que fue un desaire para el constitucionalismo. «Con la opinión profundamente dividida en la región y las tensiones con el Gobierno en escalada, se espera que el conflicto continúe», concluye. La realidad es muy distinta de la que creen entrever los independentistas. El referido ranking considera «democracias plenas» a aquellas que obtienen más de ocho puntos en el cómputo. Hay 19, y España es, sigue siendo, la última de este privilegiado tramo, encabezado por Noruega. En otras palabras, lo que el informe indica es que la intentona golpista de los soberanistas no se dio contra un régimen bananero: la cuartelada se produjo en uno de los contextos democráticos más depurados del mundo, en el que se disfruta sin limitaciones de las grandes libertades y de todos los grandes derechos humanos. Lo que hace el informe es afear la conducta de los golpistas que, aun disfrutando de un sistema de libertades en que se puede plantear cualquier disidencia, han recurrido a la violación de la legalidad y al desprecio del Estado de Derecho para conseguir unos objetivos que ni siquiera son mayoritarios en Cataluña. Es difícil de entender cómo el nacionalismo catalán no se ha percatado de que su causa y métodos son abiertamente repudiados y condenados por toda la UE, dejando a salvo, claro está, a grupúsculos radicales de su misma o parecida catadura política, ideológica o moral. De nada sirve negar la evidencia cuando esta refulge poderosamente.

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