Barbas y corbatas
El Gobierno vasco reaparece en San Sebastián con una barba más y dos corbatas menos
Comenzó el curso político vasco con el Gobierno reuniéndose en el Palacio Miramar y se confirmó que el lehendakari sigue llevando barba. Esa barba no ... es por tanto un rescoldo piloso de la relajación vacacional, sino una opción que puede analizarse. ¿Encierra algún mensaje? La pregunta les sonará absurda, pero recuerden que lo personal es político. Por eso ayer los dos consejeros socialistas del Gobierno vasco que se autoperciben como hombres comparecieron con traje y sin corbata, tal y como estaban haciendo más o menos al tiempo en Berlín Pedro Sánchez y Olaf Scholz. Las camisas blancas sin corbata no son un asunto trivial: implican compromiso energético. El lehendakari dijo que lo de su barba es solo cosa suya, pero también avisó de que al país le toca «superar una tormenta». Voy a pasar al análisis político. ¿Qué se necesita en una tormenta? Un capitán. ¿Y qué tienen los capitanes? Barba. ¿Todos? No, todos no, pero sí los mejores. Nemo, Chimista, Barbosa, Findus, Haddock… Si lo piensan, en el imaginario de una persona solvente apenas hay capitanes de prestigio que no lleven barba.
Mi tesis es la siguiente: Ajuria Enea intenta transmitir confianza subliminal en términos de navegación ahora que se aproxima la tormenta. Cierto que mi teoría se habría visto reforzada si el vicelehendakari Erkoreka o el consejero Azpiazu hubiesen aparecido ayer con la cabeza rapada y el cuerpo totalmente cubierto de tatuajes polinesios. En cuanto a las corbatas, su ausencia es la calcomanía que identifica al político contemporáneo que tiene conciencia climática y le planta cara a Putin. También al que lleva la obediencia al límite de vestirse como manda su partido. En la última cumbre del G-7 los líderes mundiales ya se quitaron la corbata para luchar contra el CO2 al bajarse del avión oficial o el helicóptero de guerra. Como no es tan fácil llevar traje sin corbata, quedaban raros. Algunos parecían enterradores. Boris Johnson parecía por su parte recién desenterrado. Pero hay que ahorrar energía y tampoco pasa nada por no llevar corbata. Debería buscarse, eso sí, una alternativa mejor. Una ligera y fresquita, pero elegante. Ya está: el traje 'safari'. Ojalá el Congreso lleno de diputados vestidos como Clark Gable en 'Mogambo'. También para que Putin sepa exactamente a qué clase de gente se está enfrentando.
Senado
El desafío
El domingo Feijóo solicitó «formalmente» un debate «sereno y sosegado» con Pedro Sánchez en el Senado. Ayer la portavoz gubernamental Rodríguez anunció que la semana próxima va el presidente sin falta al Senado para un debate «serio y constructivo». Y todo el mundo hablando de retos y desafíos. Como en el boxeo. ¡Pero si nuestros líderes solo quieren dialogar de un modo sereno, sosegado y serio que resulte constructivo! Al final, somos los demás los que los envenenamos. El PP, por ejemplo, que ayer ya reculaba viendo que Sánchez quiere hablar de energía ahora que triunfa en Europa y le retoca a Macron los gasoductos. ¿Pero qué excusa es esa? Feijóo ha estado media vida gobernando y conoce los fundamentos del oficio: sáltate los temas del debate y no respondas jamás, a lo que se te pregunta.
Vaticano
Ser duda
Ha terminado la cumbre de cardenales en Roma. Con una misa, claro. No va a ser con Leo Harlem. La cita a puerta cerrada ha tenido eco de cónclave, pero han sido solo dos días. Más bien como cuando te llaman de la sede central de la empresa para un cursillo rápido. Y aun así se han multiplicado los rumores sobre la renuncia papal. Es muy curioso, el asunto roza ya el tono deportivo. El Papa es duda. Por eso el cardenal Schönborn salió ayer a decir que Francisco «está plenamente comprometido». Le faltó añadir que también está dándolo todo en los entrenos. Y que tiene plena confianza en el Míster, con mayúscula antonomásica, aunque pueda parecer que Bergoglio ayuda a la Providencia con un poco de previsión.
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