La barandilla del PNV
Los nacionalistas vascos han logrado liberarse de la trampa catalana y el PP ve expedito el camino para la coronación de su legislatura
Por fin. Los donostiarras podrán pasear por La Concha sin sobresaltos. Entre el botín logrado por el PNV para Euskadi, figura una pequeña partida de ... poco más de un millón de euros para reparar un tramo de la barandilla del paseo de La Concha que amenaza ruina. La barandilla es la perfecta metáfora que simboliza el agarradero que el PNV ha ofrecido al PP para continuar y acabar la presente legislatura. Pero la barandilla es, también, un goloso apoyo a la pretensión del PNV de seguir contando en las políticas de Madrid referidas a las secuelas de ETA.
Los Presupuestos Generales del Estado se han aprobado gracias a los votos del PNV y la legislatura de Rajoy que peligraba tendrá continuidad. Asimismo, el fantasma de las elecciones se aleja y el auge imparable de Ciudadanos tendrá que acompasar sus tiempos y su ritmo. La no aprobación de los Presupuestos hubiera abierto un tiempo de incertidumbre y zozobra que solo podía beneficiar al independentismo desbocado de Carles Puigdemont y Quim Torra.
El apoyo a las Cuentas del pasado año por parte del PNV supuso una rebaja del Cupo vasco por valor de 1.400 millones y una gran inyección para la alta velocidad. Con el apoyo a los Presupuestos del presente ejercicio se logra una inversión de 540 millones que impulsa la alta velocidad y otras infraestructuras estratégicas, además de lograr una tarifa eléctrica más ajustada a la industria vasca; una tarifa que, por cierto, ya fue denunciada por el poco solidario Puigdemont.
El PNV hizo una cuestión de principios al supeditar su voto afirmativo al levantamiento del artículo 155, con lo que se convirtió en rehén del soberanismo catalán. Pero el tozudo empecinamiento de Puigdemont y los suyos ha provocado el giro político de los jeltzales. Es una evidencia que si el artículo 155 continúa vigente se debe tan solo a la provocadora actuación de Torra, que ha actuado de manera servil vicaria con respecto al prófugo Puigdemont. El PNV se ha liberado de su compromiso gracias al empeño del secesionismo catalán por desestabilizar España. El PNV ha estado a la altura de su responsabilidad política y ha jugado la carta del pragmatismo que es, en definitiva, la carta de la responsabilidad.
El proverbial péndulo del PNV nos ha mostrado con unas pocas horas de distancia su cara más extrema y su faceta más posibilista. El mismo día en el que el portavoz en el Parlamento vasco, Joseba Egibar, rubricaba con EH Bildu el acuerdo sobre el preámbulo del nuevo Estatuto en Vitoria, el diputado Aitor Esteban y sus compañeros del Congreso apoyaban los Presupuestos Generales del Estado y daban aire a un Gobierno al borde del colapso político. En el preámbulo acordado por el PNV y EH Bildu se recogen las aspiraciones máximas del nacionalismo vasco formuladas, además, en el lenguaje de la izquierda abertzale. El texto en cuestión satisface las demandas formuladas en Cambo-les-Bains y augura un seguro disenso en el seno de las formaciones políticas vascas. Uno se pregunta sobre la utilidad del brindis al sol que dicho preámbulo representa en el mismo día en el que el PNV salva la legislatura de Rajoy. Sea como fuere, el PNV ha logrado liberarse de la trampa catalana y el PP ve expedito el camino para la coronación de su legislatura.
Posiblemente las razones del PNV al respaldar las Cuentas no se limitan a la necesidad de emanciparse del abrazo del oso catalán y tendrán bastante que ver con la efervescencia de los jubilados 'enragés' que claman mejores pensiones en las calles de Euskadi. Habría sido digna de ver la reacción que hubiera desencadenado la no aprobación de las subidas en las pensiones, así como su indexación al IPC. El PNV se lleva el gato al agua en el tema tan sensible de las pensiones, pero también, se habría hecho acreedor de la furia de los pensionistas si el aumento de las prestaciones se hubiera malogrado por no apoyar los Presupuestos del PP.
El presidente xenófobo de Cataluña tuvo el pasado lunes el detalle de considerar a los vascos como gente de palabra, al tiempo que solicitaba al PNV que mantuviera su negativa a la aprobación de los Presupuestos mientras el artículo 155 no fuera retirado. No se sabe si el racista Torra incluye a los vascos dentro de esa categoría de españoles a los que considera «bestias con forma humana», «violentos» y «hienas», pero es seguro que en lo sucesivo tratará de contener su furor xenófobo si es que no quiere perder la solidaridad de unos nacionalistas vascos que se han prodigado en gestos y abrazos hacia lo que el 'procés' representa. El hecho de que una extrema derecha racista y supremacista se haya instalado con Quim Torra en el Palau de la Generalitat ha dejado en evidencia a los nacionalismos de toda laya, que habrán de marcar distancias con el 'proces' que ha violentado gravemente a la democracia española. Apoyar los Presupuestos de Rajoy e introducir, al mismo tiempo, términos mitinescos en el preámbulo del nuevo Estatuto es tan poco creíble y coherente como la estética política del comprador del chalet de Galapagar. Se precisa de una barandilla, como la de La Conchasss, para no caer en el ridículo político de la impostura y la doble faz.
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