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Jon Aroca
Miranda de Ebro
Jueves, 29 de mayo 2025, 18:30
La renovada apuesta del Mirandés por las cesiones le ha dado este curso un resultado excelente. La capacidad del club jabato de bucear en este ... tipo de operaciones, sobre todo en el tramo final del mercado, estaba fuera de toda duda. Pero en el más difícil todavía, cuando la necesidad de dar en el clavo era total dada la falta de jugadores en plantilla ya entrado el mes de agosto, el Mirandés ha sumado un núcleo de cedidos de plenas garantías. Una apuesta también por la cercanía, pues no pocos de esos futbolistas llegaron Anduva de un contexto que la entidad conoce a las mil maravillas: la cantera vasca. Siete futbolistas aterrizaron el pasado verano en la plantilla de Lisci procedentes del Athletic, Real Sociedad y Alavés.
Egiluz, Rincón e Izeta recorrieron los 90 kilómetros que separan Anduva de Lezama. 138 hay entre Zubieta y el estadio del Mirandés. Los que recorrieron Gorrotxategi y Dadie. Menos hay que recorrer entre Ibaia y la ciudad rojilla, apenas 29. Pero las cesiones de Panichelli y Parada han demostrado también que la cantera del Alavés, hasta ahora de las tres la que menos flujo había movido, puede ser también una fuente de plenas garantías. Siete futbolistas jóvenes –el mayor de todos, Izeta, no supera los 25 años– en busca de un hueco en el fútbol profesional y cuyo desempeño, en líneas generales, no ha podido ser más satisfactorio para todas las partes.
De los tres rojiblancos, solo el central no tiene el cartel de indiscutible. Pero incluso desde ese rol de jugador que entraba y salía del once, Egiluz ha demostrado ser un futbolista con sobradas capacidades para sumar en Segunda. Un futbolista ágil en defensa y parte importante de la seguridad defensiva mostrada por el equipo. Contra el Almería, además, estuvo a punto de ser el héroe. Pero su cabezazo se topó con el larguero. A sus 23 años afronta ahora unas semanas decisivas en su carrera, ya que todo apunta a que saldrá de forma definitiva del Athletic tras no renovar su contrato. Tampoco parece probable la continuidad como rojiblanco de Izeta, de 25. Otro futbolista al que no le ha pesado el salto. Sus once goles en 39 partidos –solo se ha perdido dos– son el aval del escudero perfecto de Panichelli en la delantera. Es la misma cuota de protagonismo que Hugo Rincón, aunque el futuro del navarro sí que apunta a la élite. No en vano, ha sido una pieza clave en la banda derecha. Defiende bien y ataca con suma facilidad. El lateral moderno cuyo futuro apunta a la élite.
Más contrastes ofrece el desempeño de los dos futbolistas llegados desde la Real Sociedad. Porque uno es una de las grandes sensaciones del equipo e incluso de la categoría, mientras que el otro es de los pocos cedidos que no han logrado cuajar un buen año en Miranda. El primero es Jon Gorrotxategi, que no solo ha dado el salto al fútbol profesional con suma facilidad, sino que su desempeño ha dejado claro que la Segunda se le queda pequeña. Un centrocampista potente, que combina esa vertiente enérgica para sostener el nivel defensivo con unas notables dotes para dirigir la creación del equipo. Un pilar que, junto a nombres como Lachuer o Reina, explica que el Mirandés sea uno de los equipos más atractivos de Segunda. El reverso de las cesiones desde Zubieta lo representa Alberto Dadie. En su caso su rol ha sido mucho más secundario, sin terminar de entrar en los onces de Lisci y también penalizado por la fatalidad. Dos desafortunadas expulsiones en los partidos contra el Tenerife y el Levante también han frenado su adaptación.
Los últimos dos llegaron desde Vitoria. Un caladero poco habitual en las últimas temporadas, pero muy a tener en cuenta a tenor del desempeño ofrecido por Víctor Parada y Joaquín Panichelli. El defensa llegaba bajo el radar, tras haber tenido algunos minutos con el primer equipo del Alavés pero con muchas incógnitas a su alrededor. Pero ha sido una de las sorpresas positivas del equipo de Lisci, tanto por su polivalencia en defensa a la hora de actuar tanto en la izquierda como en el centro como por su solvente desempeño durante todo el curso. Uno de esos jugadores que han llegado entonados al tramo final. El caso de Panichelli ofrece pocas dudas. Sus veinte goles lo dicen todo. Una recompensa a la paciencia mostrada durante todo el verano por el Mirandés. El club tenía claro que el argentino debía ser su '9', pero le tocó esperar a que encajaran el resto de piezas. Al Alavés llegó otro ex, Carlos Martín, y entonces los albiazules lo soltaron. Le ha bastado un curso para abrirse de par en par las puertas de la élite.
Aunque este año el resultado ha sido especialmente bueno también en el plano colectivo, lo cierto es que no es más que el premio a una apuesta continuada por las buenas relaciones que, entre muchos equipos, el Mirandés mantiene con los equipos vascos. Lo que ha permitido que, por ejemplo, desde Bilbao hayan llegado en los últimos años jugadores ahora importantes en la élite como Beñat Prados o Dani Vivian. También otros que ofrecieron un notable desempeño, desde Nico Serrano a Iñigo Vicente. De la Real Sociedad también queda el poso reciente de Jonathan Gómez o Roberto López. Como lo fue, algo antes, de Martín Merquelanz o Jon Guridi. Incluso el Alavés ya había apostado por los préstamos de Javi Muñoz y Alan Godoy antes de dar en la diana esta temporada. Si el Mirandés sube, los siete cedidos tendrán mucha parte de la culpa.
A los siete cedidos desde equipos vascos hay que sumar a otro futbolista que combina el conocimiento del fútbol del norte con una particularidad que lo hace único en la primera plantilla del Mirandés: Iker Benito. No en vano, además de estar a préstamo desde Osasuna –otra cantera potente con una idiosincrasia muy similar a las vascas–, el extremo es el único jugador mirandés de la plantilla. De club rojillo a club rojillo para convertirse en un jugador importante desde su aterrizaje durante el pasado mercado de enero.
Aunque eso sí, su vínculo con la localidad tiene un punto de casualidad. «Mi padre por trabajo vino aquí y vivieron por trabajo dos años y medio. Justo nacimos mi hermano y yo, pero estuvimos poquito, tres o cuatro meses. Luego nos fuimos a vivir a La Rioja con toda la familia», explicaba el futbolista en enero, tras desembarcar en el equipo. Pero ese hecho también lo convierte en uno de los pocos jugadores nacidos en la localidad con presencia en el fútbol profesional.
Benito, de 22 años, se formó en la categorías inferiores de Osasuna, donde llegó desde otro club navarro, el Pamplona. Tras debutar de forma breve con el primer equipo en la temporada 2021-2022, el curso pasado lo jugó a préstamo en el Andorra. Esta temporada la volvió a empezar en Osasuna antes de llegar a Anduva. Desde entonces no se ha perdido ni un solo partido. Ahí ha puesto su polivalencia al servicio del equipo, tanto de carrilero en ambas bandas como jugando más adelantado.
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