Restaurante Alejandro. A diario, el 80% de los comensales son trabajadores de fuera de la ciudad. Avelino Gómez

Comer de menú, una opción de éxito

Mirandeses, trabajadores de fuera de la ciudad y gente de paso llenan a mediodía los restaurantes

Miércoles, 16 de agosto 2023, 00:01

Hay tantos tipos de clientes como menús ofrece la gastronomía mirandesa. Pero más allá del perfil de los comensales, en lo que todos los establecimientos ... parecen coincidir es en que el reconocimiento a la oferta gastronómica mirandesa también se ha extendido a ese tipo de concepto. Hasta tal punto que hay quien no duda en desviarse y planificar su ruta de viaje para entrar a la ciudad a la hora de comer o que se desplaza desde localidades del entorno a disfrutar de las propuestas que de lunes a viernes ofrecen locales que, en algunos casos, superan a diario el centenar de menús servidos.

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Ese sería el caso del Restaurante Alejandro, enclavado en el Poblado de Los Ángeles y en el que su propietario, Andrés Serrano, reconoce que el grueso de su clientela de lunes a viernes la conforman empleados de industrias del polígono de Bayas y trabajadores de las empresas que están realizando obras en la ciudad, fundamentalmente en Ircio. Ese colectivo representa a diario el 80% de sus comensales; así que, en buena medida, llenar el comedor depende del dinamismo económico de la ciudad y, ahora, «se está moviendo en cuestión de obras» porque en pleno agosto están superando los cien servicios. Una cifra elevada para un mes esencialmente vacacional.

Pero «si hay trabajo, la gente se mueve» y lo está haciendo. Especialmente por las obras de nuevas industrias en Ircio y recalan en el Alejandro gracias «al boca a boca» o porque directamente les envían las empresas a aquellos a los que les pagan las dietas. Las mismas cuyos responsables quedan allí para reuniones de trabajo y comer.

El hecho de que también cada vez haya una mayor movilidad de trabajadores, gente que vive fuera y viene a Miranda a trabajar, les reporta igualmente algunos clientes habituales; aunque Serrano reconoce que tras la pandemia se ha reducido el grupo de los fijos de lunes a viernes. «Antes teníamos un montón».

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Pero el cambio de hábitos por el Covid y la inflación posterior, con la subida de precios e intereses, hace que no todo el mundo se permita ir a comer a diario un menú; aunque su precio esté más que ajustado. «Nos preocupamos mucho de que haya una buena relación calidad precio. Además, aquí el 90% es casero, no hay productos elaborados», recalcó Serrano, consciente de que eso también se valora.

Al igual que la buena puntuación de los clientes en webs de reseñas. Comentarios que Jesús Conde, responsable de Bocca y Carbón, tiene claro que son un motor de captación de clientes, sobre todo en verano, con gente de paso que les permite seguir llenando unos comedores que durante el resto del año ocupan de lunes a viernes principalmente residentes en la ciudad.

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Bocca y Carbón

«El perfil de cliente va cambiando en función de la temporada y se va complementando»

«En Miranda hay una oferta gastronómica muy interesante y gente que antes pasaba en ruta, ahora entra. En verano, a diario igual el 30% es de fuera». Y es que tiene claro que cada vez se planifica más dónde comer, forma parte de la organización de las vacaciones de mucha gente. Pero se tiene en cuenta en cualquier momento del año, porque Conde reconoce que en todas las épocas son muchos los comensales de Vitoria que atienden en sus locales cualquier día de la semana. Aunque la gran mayoría a diario sea gente de Miranda.

En Bocca, fundamentalmente, grupos de amigos o compañeros de trabajo que quedan para comer y en Carbón mucha gente de empresas. «El perfil de cliente va cambiando en función de la temporada y, afortunadamente, se va complementando», valoró.

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Si bien, algunos son fijos casi todos los días del año, «parejas mayores que no quieren cocinar en casa y gente que viene a trabajar a oficinas o empresas de la ciudad». También les hay 'fijos discontinuos', comerciales que cuando les toca visitar a clientes en Miranda aprovechan para comer, fundamentalmente, en Bocca; que, además, Conde tiene claro que es un lugar recomendado a pie de calle cuando a alguien le preguntan dónde comer en la ciudad. «Bocca y Carbón se han convertido en un clásico y no es fácil conseguirlo, es algo que cuesta».

Casa Mima

«En Miranda tenemos una gastronomía fantástica y unos menús del día muy competitivos»

También acumulan años de experiencia en Casa Mima, aunque hace sólo tres meses que cambiaron de local y de concepto -eliminando la barra de bar-, por lo que todavía resulta difícil hacer una valoración certera de sobre el perfil de cliente. De todos modos, Rubén Osorio y Rocío Óñez están satisfechos de cómo está funcionando un nuevo proyecto con el que han ganado espacio y accesibilidad, atrayendo a un colectivo de gente mayor al que antes le costaba elegirles. El espacio es más cómodo y reconocen que han notado «un incremento considerable».

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Cambio de hábitos

De todos modos, Óñez sí cree que después de la pandemia «hay muchos picos» en el número de comensales entre un día y otro y que tampoco hay un patrón fijo, una jornada fuerte de una semana no tiene por qué serlo a la siguiente; aunque, por norma general, los viernes es un día en el que hay más gente que come fuera de casa. Para muchos es el final de la semana laboral y aprovechan para quedar con compañeros de trabajo y amigos.

Aunque también tiene a varias personas que acuden prácticamente a diario, son fijos. Al igual que los comerciales, que tienen a la ciudad dentro de su ruta empiezan a ganar peso, una vez que han recuperado la presencialidad de su trabajo. Varios les visitan de manera periódica cuando les toca estar en la zona.

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«El menú del día es algo muy instaurado en Miranda y de lunes a viernes es lo que elige la gran mayoría. La carta se queda más para el fin de semana», valora la responsable de Casa Mima, a quien no le cabe duda de que salir a comer un día entre semana a un restaurante es una forma más de socializar y estar con gente. «Es cómodo salir a comer y además en Miranda tenemos una gastronomía fantástica y unos menús del día muy competitivos».

Buenas opiniones. Estar en los primeros puestos de webs de recomendaciones acerca muchos clientes en verano a Bocca y Carbón. | Casa Mima ve muy cómodo salir a comer en Miranda. | En Tómbola el menú fue muy demandado en pandemia. Avelino Gómez

El tener muchas opciones y de calidad, al igual que el cambio de hábitos que ha dejado la pandemia, hace que cada vez llenen más su restaurante a la hora de comer y menos a la de cenar.

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Aunque no es así en todos los casos y es algo que, entre otros motivos, puede estar vinculado al lugar en el que se ubique el establecimiento. Al menos así lo ve Alberto Arce de Tómbola, en la plaza de España. Una zona con muchos empleados municipales, pero que salen a las tres y no tienen que volver; y que tampoco es un lugar al que se desplacen trabajadores de otros zonas. Su clientes son más familias y grupos de amigos que quedan a comer un día que les viene bien, principalmente el viernes. Sí que mantienen una demanda interesante, aunque también muy fluctuante, de menú a domicilio que reparten de lunes a domingo.

«Los años de la pandemia, como la gente tenía pánico a entrar dentro y tenemos mucha terraza, todos los días entre semana estábamos a tope; pero después fue descendiendo».

Quizá también porque Tómbola fue variando su oferta, incorporando más hamburguesas y pizzas, ampliando el perfil hacia un público más joven.

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