Azucarera cierra la campaña con unas 210.000 toneladas molturadas y el reto de duplicarlas

Y eso que, en esta ocasión, la fábrica mirandesa ha operado «con normalidad de principio a fin de la campaña. La molienda no se ha visto ralentizada como ha ocurrido en otras zonas geográficas con abundantes precipitaciones», valoró la directora agrícola de Azucarera, Salomé Santos; satisfecha con los resultados obtenidos, al mantenerse un rendimiento medio de 100 toneladas por hectárea y una polarización de 17,1 grados, viniendo de un verano muy raro, con temperaturas muy altas de día y de noche y pocas precipitaciones; algo que sabemos que impacta al ciclo del cultivo. A pesar de eso, las producciones son razonablemente buenas».

El rendimiento por hectárea es bueno y también la calidad del tubérculo. Lo que falta es extender el cultivo para regresar a los volúmenes que se molturaban hace cinco temporadas. Entonces, en la campaña 2017-2018 recepcionaron 390.908 toneladas, una cifra que casi duplica la actual y a la que se tratará de llegar el próximo año. El reto está en las 400.000.

Ésa es la cifra que se quiere recuperar después de que hubiera «una caída importante de superficie con el final de las cuotas y la bajada dramática del precio del azúcar entre los años 2017 y 2020. A partir de ahí nos hemos ido recuperando poco a poco y el objetivo es volver a los niveles que tuvimos», reconoció Santos; con la mirada puesta, principalmente en Álava y La Rioja, que son zonas muy estratégicas porque están muy cerca de la fábrica, para empezar, y porque los agricultores conocen muy bien el cultivo, son muy productivos y hacen todo por su cuenta. Son profesionales de bandera».

Así que, además de mantener la base de agricultores que ha sustentado el sector en los últimos años, fidelizándolos para que no se vayan; toca ir sumando otros nuevos, atraídos también por «un precio garantizado desde el principio, que proporciona ingresos y seguridad. Estamos en un periodo de precio alcista del azúcar».

Ventajas competitivas que confían que les sirvan para lograr, de cara al próximo año, un compromiso de cultivo que se sitúe entre las 3.500 y 4.000 hectáreas. Terreno que implicaría un aumento superior al 30% respecto a los números de la campaña que ahora concluye. «Creemos que lo podemos hacer porque tenemos superficie potencial y conversaciones avanzadas con muchos agricultores que nos dan esas cifras», avanzó la directora agrícola; que no quiere dejar pasar el cambio de ciclo de la PAC que favorece bastante este cultivo. «Buscamos aprovechar el próximo año para darle un empujón fuerte al crecimiento y recuperar los niveles que teníamos antes de la crisis del azúcar».

La fábrica ya ha molturado no hace muchos años más de 400.000 toneladas y tiene capacidad, además, para incrementarla sin problema. La planta es «muy eficiente en términos de operativa y costes», aunque en estos influyan muchos factores, desde el precio de la energía a la guerra de Ucrania por su impacto en los cereales. Al final, lo más importante es que «la instalación tenga flexibilidad para adaptarse al contexto que definan los costes de producción en el campo, de producción en fábrica los precios del azúcar y los márgenes que podamos obtener», zanjó.