Tres puros, un aurresku y un agur para Celedón
Horas previas ·
Gorka Ortiz de Urbina cumple el ritual en un día repleto de detalles extraordinarios
No se privó de ningún detalle. Y eso que solo durmió cuatro horas y media. A Gorka Ortiz de Urbina el cuerpo le levantó de ... la cama a las 6.30 horas de ayer. No aguantó a la alarma de las 7.15. Para la ciudad era un 4 de agosto más –y eso ya es mucho decir–, pero para él no. El de ayer fue su último 4 de agosto como Celedón.
Como 'Gure Celedón', que es como le pusieron sus amigos en la txapela que le entregaron por la mañana. Porque así es como él mismo entiende que le mira una generación de vitorianos: como su Celedón. «Iñaki Landa es mi Celedón, es el que yo he conocido. Anoche estuvimos cenando en la sociedad, había un montón de gente joven y para ellos yo era su Celedón. Son cosas que te ponen los pelos de punta», confesaba por la mañana.
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Pese al despertar adelantado, paseó y se fue a desayunar. Pero ahí ya se truncó lo ordinario. A su llegada a 'La Taska' para el almuerzo, sus amigos le habían preparado un aurresku de honor para empezar la mañana. Y una txapela: 'Gure Celedón, zure lagunetik'. Detrás de todo ese desayuno, dos años de trabajo y preparativos para hacerlo realidad. Como suele suceder, no fue un café-pincho breve. La conversación se fue dilatando porque aún quedaban horas hasta el paseíllo de verdad.
'Gure Celedón, zure lagunetik', rezaba la txapela que le entregaron sus más cercanos en el desayuno-sorpresa
Pero si con él habían tenido detalles extraordinarios, el aldeano de Zalduondo no fue menos. Desde el año pasado, el nuevo bar para intercambiar los habanos es el 'Kilima', en Fueros. Un local que regenta el exciclista Gorka Beloki, familiar de Miguel Ángel Ruiz, el expropietario del histórico Bujanda. Este año se encuentra hospitalizado. Así pues, Ortiz de Urbina convocó al tradicional intercambio de puros al hijo de Miguel Ángel, David. Y esa esgrima de cigarros fue en formato trío: Beloki, Ruiz y Celedón.
Seguidamente, acompañado de Raquel Manzanos, esposa del exdueño del Bujanda, Ortiz de Urbina regaló también una figura de su personaje a la familia. De ahí, a Postas y a vivir por última vez el ritual de vestirse con los aperos de Celedón. En ese piso se produjo otro de los momentos del día. Allí se encontraba Iñaki Landa, otro que desborda humanidad y saber estar, que ayudó a Gorka a calzarse por última vez las abarcas. Una imagen cargada de simbolismo dentro del carrusel de emociones vivido por el protagonista de esta historia.
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