Elogio de los bares de barrio
Quizá no merezca la atención de los 'foodies' urbanitas pero el Ortziri mantiene contentos a los vecinos de Otxarkoaga a base de recetas caseras cocinadas con primor
Hoy, en el capítulo de bares que probablemente nunca pisará un influencer, el Ortziri de Otxarkoaga. Lo traigo a estas páginas no tanto porque destaque excesivamente en la originalidad de su propuesta, sino porque representa a una familia del ramo de la hostelería, la del modesto bar de barrio, que merece la pena reivindicar. En ese sentido, el Ortziri es casi un arquetipo: letrero de marca de refrescos en la entrada, tele a todo volumen, tragaperras, máquina de tabaco, décimos de lotería, porras de fútbol y un revelador cartel de 'No se fía'.
En ese marco que puede parecer poco tentador, destaca una pequeña vitrina en el centro de la barra que irremediablemente atrae la atención. Nada sofisticado, no se vayan a pensar, bocadillitos variados, corpulentas tortillas y de cuando en cuando, algún capricho. Hoy, unas banderillas de langostinos en tempura ensartadas en unas botellitas de cristal. Todo el mundo se conoce, ya les aviso que resulta difícil pasar inadvertido. Si no es usted de 'Otxar', enseguida se darán cuenta.
Es miércoles, día de mercadillo en el barrio y la variedad es algo más amplia: pimientos rellenos de bacalao, croquetas de chipirones, banderillas de oreja... Probamos la tortilla gordota, no tan fluida como se estila hoy en día pero rica y delicada de sabor. Lo mejor, que está cubierta de abundantes pimientos rojos en tiras asados por ellos mismos. La responsable de ese sabroso repertorio es Mar Barriocanal, la cocinera. «Lleva tres años con nosotros y desde que está ella la barra ha mejorado muchísimo», asegura Xiker Hernández, el hijo del dueño.
Tirándole algo más de la lengua, cuenta que su padre, Aurelio, fue uno de los primeros en llegar a vivir a Otxarkoaga, «cuando todo esto todavía eran campas». Venía de Extremadura y tenía apenas 13 años. Este bar es el resultado de sus esfuerzos por salir adelante en Bilbao y pinta que será el futuro de su hijos, Iraitz y Xiker. A estas alturas conocen de sobra a todo el que entra por la puerta y ya casi saben lo que van a pedir. Uno un trago de vino y cinco minutos de charla, otro un tentempié para seguir con la jornada, el de más allá un cafelito y turno para el periódico. Gente trabajadora, que tiene la suerte de poder disfrutar a diario de una cocina sencilla pero esmerada. Es más de lo que pueden decir algunos vecinos del centro.
No sé si el Ortziri tiene madera para ser un lugar de peregrinación 'foodie'. Probablemente su parroquia tampoco lo desee. Pero si pasan por allí, entren y prueben. A veces solo se trata de reconocer el trabajo de quien se esfuerza por ir un poco más allá del mínimo para tener contento al vecindario.
Dulce y salada
Mar Barriocanal lleva tres años como cocinera en el Ortziri pero su humor afable y su buen hacer en los fogones están dejando huella en el bar que regenta la familia Hernández y me atrevería a decir que en todo el barrio de Otxarkoaga. Al repertorio de tortillas, croquetas, pimientos rellenos o banderillas suma, cuando tiene tiempo, unas tartas de arroz y de manzana con la receta de su ama que no tardan en volar de la barra.
Ortziri
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Dirección: Julián Gayarre, 82. Bilbao.
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Teléfono: 944734531.
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Precios: Caña: 2,20 €. Pintxo tortilla: 1,70 €. Pimiento relleno: 1,60 €. Tarta: 2 €.