Cocina vasca con 15.000 metros de jardín

Óscar Cavia nació un año antes de que sus aitites, Santos Bilbao y Juana Madariaga, y su aitas, Teodoro Cavia y Begoña Bilbao, abrieran el caserío familiar Ganene como un txakoli cervecera. Era un 19 junio de 1971 y se sirvieron los primeros pollos asados de la zona. El baserri se convirtió en un lugar muy popular donde la gente acudía a disfrutar del día. Óscar pasó toda su infancia correteando por los jardines del viejo caserío que en la actualidad cuenta con unos cuidados 15.000 metros cuadrados verdes, incluida una zona de juegos para los más pequeños de la casa. A los 14 años Óscar decidió que no quería estudiar más, así que comenzó a ayudar en el negocio familiar. Aprendió a atender a los comensales –es un jefe de sala de la vieja escuela– y a cocinar como le enseñó su ama.

En los años noventa el local se transformó en un restaurante para bodas; el espacio es magnífico, cuenta con capacidad para más de 150 comensales en sus comedores, carpa y discoteca con servicio de barra. Además de bodas, comuniones y reuniones de todo tipo, en la actualidad, ofrecen un menú ejecutivo los jueves y viernes (no abren lunes, martes y miércoles), un menú especial los sábados y domingos y carta. Y su terraza es ideal para tomarse un vino con unas rabas, enharinadas o con gabardina. ¡Un verdadero placer!

El restaurante Ganene es uno de esos restaurantes que deben visitarse de cuando en cuando. La cocina, a cargo de Mikel Gómez y Ekaitz Reina, es de primera división, e Isaac Ferreira, muy atento y profesional, se encarga de la sala. Aquí se disfruta de platos que son verdaderos majares, como el tartar de atún de Balfegó con huevo trufado. También de colas de cigalas salteadas a la sartén con mermeladas de guisante y piquillo que sacan peladas a la mesa o mollejas de cordero lechal fritas servidas con patatas paja. Además de menestra de verduras, pochas con almejas o sopa de pescado.

El festín continúa con merluza rellena de marisco con salsa mariscada –uno de los platos estrella del local–, merluza en salsa verde con langostinos, merluza frita con begihandis o lubina al horno con patata panadera. Fuera de carta, pescados como besugo, mero o rodaballo, piezas grandes con refrito a la bilbaína.

Para los carnívoros disponen de una carrillera de vaca al vino tinto con espuma de puré de patata a la trufa que es pura mantequilla. Y chuleta de ganado mayor con más de 40 días de maduración o solomillo de vaca. Por encargo ponen lo que desee el cliente, desde arroz caldoso con bogavante o carabineros a cordero. Los postres, riquísimos, son cosa de Ainara Legarretaetxebarria: brownie de chocolate y petazetas, tarta de queso con frambuesa y tarta de arroz con una base de crema inglesa. Cuentan con una magnífica bodega.

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