Un caserío rehabilitado en las faldas del Oiz: un lugar especial para disfrutar de la buena mesa

Iratxe Azpitarte se ha dedicado desde muy joven a la hostelería; su madre, Modesta Escribano, excelente cocinera, es una referencia gastronómica en el duranguesado. Iratxe regenta el restaurante Garai y en 2014 abrió el Aboiz, en barrio San Miguel de Garai, en las faldas del Oiz. Ubicado en un caserío totalmente reformado, con una cuidada decoración, cuenta con un comedor en la planta baja para 70 comensales y el comedor del txoko –con chimenea– para 20 personas.

Es un establecimiento ideal para todo tipo de celebraciones, desde bodas a comuniones, reuniones familiares o comidas de empresas. Diez mil metros cuadadros de jardines, con diferente tipos de árboles y un pequeño estanque con tortugas y peces, son magníficos para el cóctel previo a una boda o para disfrutar de una copa después de una excelente comida. El Aboiz es un lugar que hay que visitar; resulta lo más parecido al paraíso que hay en la tierra. Y, lo mejor, es que se come magníficamente, gracias a las sabias manos de Jorge Fiat, su jefe de cocina, quien fuera profesor de la Escuela de Hostelería de Leioa y que ha regentado diferentes restaurantes en Bizkaia. Iciar Calzagorta, jefa de sala, y su equipo dispensan una atención extraordinaria.

En el Aboiz cambian la carta varias veces al año, dependiendo del producto de temporada. En la nueva carta se disfruta de espárragos que se hacen a baja temperatura y se pasan ligeramente por la plancha para que cojan un ligero tostado. Van acompañados de una holandesa de Campari y se gratinan. Los guisantes lágrima son una delicia –pasados durante unos segundos por aceite de ajo– con jamón seco y espuma de jamón concentrado, yema curada en soja, que al romperlo impregna el plato. O un socarrat de carabinero, plato que nunca ha faltado en su carta, acompañado de kimchi y alioli de alga codium, que tiene un sabor intenso.

El festín continúa con bacalao con un toque de brasa, que está perfecto de punto, con pimientos asados en leña y carbón, crema de pochas y pilpil o mero asado a la bordelesa, perretxikos o setas de temporada salteados, puré de apionabo, puré de remolacha y fresas y salsa de vino tinto. También, rabo deshuesado cocinado a baja temperatura con salsa elaborada con sus propios huesos, parmentier de patata y chutney de zanahoria. Y de postre, postre bizcocho de Guinness, crema de queso y café, fresas estofadas y helado de yogurt y pimenta rosa.

Fuera de carta ofrecen pescados como lubina, rodaballo, besugo o rape, que hacen a la plancha o al horno, mariscos (almejas, gambas o bogavantes), cochinillo deshuesado o paletilla de cordero. Para acompañar sus magníficos platos cuentan con más de un centenar de referencias de vinos, todos de primera división.

• Temas
• Restaurantes
• Garay