En ocasiones, veo superalimentos
La industria alimentaria ha concedido superpoderes a los productos que le interesa comercializar; cada uno es libre de creer en sirenas y unicornios
No puedo evitarlo. Imagino al niño de 'El sexto sentido' susurrando al personaje que interpretaba Bruce Willis «En ocasiones veo superalimentos» y me muero de la risa. Cuando lo pienso, me viene a la cabeza la imagen del gran Popeye abriendo el gaznate y vaciando en su interior una lata de espinacas. ¿Se acuerdan? Los niños de mi generación crecimos con la falsa idea de que aquella 'superverdura' contenía tanto hierro que con un solo plato que te comieras podrías vencer incluso al abusón de la clase. ¡Aay, cuántas gafas rompió ese chaval por culpa de aquellos dibujos animados! Hoy traigo una mala noticia, que prefiero contarles antes de que llegue la Navidad: los superalimentos son los padres.
Todos los especialistas consultados por Jantour a lo largo de los años, todos sin excepción, concluyen que no existe semejante categoría alimentaria. Hacer creer a la población que un producto tiene mayores propiedades nutricionales sólo porque venga de la otra parte del mundo es simplemente un engaño. Fundamentalmente, por dos razones. La primera, porque traerlo desde los mares de la Cochinchina hasta Euskadi resulta mucho más contaminante que pescarlo en el Golfo de Bizkaia. Y la segunda, porque no existe ni una sola evidencia científica de que las bayas de Goji y la quinoa sean mejores que las alubias de Tolosa, la borraja de Navarra o el bonito del Norte. «La única dieta que se ha demostrado científicamente saludable es la mediterránea», recalca el médico nutricionista Javier Aranceta.
Espárragos de Navarra, eso sí
Hace unos años se puso de moda el trigo sarraceno. Todos los charlatanes y mercachifles le hacían reverencias, convencidos de que, como decía la industria, es para la salud como los famosos espárragos navarros, cojonudo. Pues sí, la verdura de la ribera navarra, fantástica; pero el trigo sarraceno, ni siquiera tiene la condición de cereal. Lo exótico nos ciega.
Como dice la médico nutricionista Silvia Zuluaga, es una materia prima más para añadir a nuestra dieta, pero no un alimento con superpoderes. Si se come bien, perfecto; y si se elimina de la dieta, no pasa nada. Porque lo importante no es comer a golpe de moda y márquetin, sino siguiendo las pautas de la dieta mediterránea: verduras, legumbres, cereales, fruta, leche y pescado más que carne, preferiblemente blanca. Como la del pollo y el conejo. «Si su dieta es buena, tomarse un producto de este tipo no la mejorará; y si es mala, que nadie piense que la hará buena sólo por incorporar uno de estos superproductos», detalla la experta.
La farmacéutica Marián García, conocidísima por su presencia en redes sociales y estudios de televisión y autora, entre otros libros de 'El jamón de York no existe, también lo tiene claro. «Los superalimentos los carga el diablo», afirma la experta. Los mejores alimentos, según recuerda, son los frescos y, por tanto los del mercado local. «Unas lentejas de bote siempre serán mejores que una barrita de muesli, que es azúcar en más del 30% de su composición».
¿Galletas contra el colesterol?
Estamos tan saturados de esta moda de los superalimentos y la comida 'natural' que con la etiqueta de ecológico la industria alimentaria nos vende lo que le da la gana. «Nos dicen que son unas galletas que ayudan a bajar el colesterol y nos lo creemos», advierte la 'boticaria García'.
Todo lo que cuenta el Doctor Google no es cierto. En la red también hay que saber manejarse, especialmente en cuestiones de salud, porque las primeras respuestas que ofrecen los buscadores proceden de las páginas más leídas (lo que no significa que sean buenas) y de quien mejor paga. Cuando yo era joven, los rumores los corría la vecina del quinto. Ahora, cuando llama a la puerta suena Tiktok. Sirenas y unicornios. Cada uno es libre; yo me quedo aquí. Alubias, porrusalda, merluza al horno, chipirones en su tinta... Feliz semana.