Nutrición a la carta, ¡se acabó el café para todos!
La ciencia avanza hacia el diseño de dietas individualizadas que mejoren la calidad de vida y sirvan incluso para combatir enfermedades
Hace unos años hubiera parecido ciencia ficción, pero cada vez estamos más cerca de la nutrición a la carta. ¡Cómo suena, eh! El reto es apasionante, el más difícil todavía en cuestión de salud y envejecimiento... Muy complicado, pero no imposible. En función de las características genéticas de cada uno, de su predisposición a sufrir enfermedades, incluso de los gustos personales por un alimento y otro, muy pronto será posible saber qué dieta individualizada pueden propiciarnos una mejor calidad de vida, y cuál protegernos de las enfermedades más crueles. No es sólo futuro, también presente. Ya se saben muchas cosas y algunas también se ponen en práctica.
«La gente quiere que los científicos les digamos cuál es la dieta que mejor le viene a cada uno, especialmente para perder peso. Hay que ser realistas. Décadas de trabajo nos han permitido hallar algunas respuestas, pero aún nos falta conocimiento. La demanda de soluciones crece a una velocidad mucho mayor de la que necesita la ciencia para avanzar». La reflexión corresponde a una de las mayores expertas de España en nutrición de precisión, que es Dolores Corella, licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia. Ella firma el último informe de situación sobre alimentación personalizada, que se ha conocido esta misma semana en el marco del Observatorio de Tendencias en la Medicina del Futuro impulsado por la Fundación Instituto Roche.
Sobre búhos y alondras
Lo que sí puede asegurarse en materia de salud y nutrición es que el tiempo del café para todos ha terminado. El conocimiento adquirido, poco o mucho, ha permitido terminar con el menú semanal que uno recibía según salía de la consulta del nutricionista o endocrinólogo y que era el mismo para todos los pacientes. Las viejas recetas ya no valen.
Ahora es posible elaborar planes alimentarios ajustados no sólo a las necesidades de cada paciente, sino también a sus gustos culinarios. Si no se lo ofrecen, sospeche. Los profesionales de la nutrición están capacitados –o deberían– para definir un régimen saludable para personas que aborrecen las verduras, les sienta mal el pescado o, por ejemplo, quieren huir de todo lo que representa sufrimiento animal.
La ciencia de los alimentos sabe, además, que la genética influye, entre otras cuestiones, en el cronotipo de cada persona. Hay quienes les gusta madrugar y quienes funcionan mejor de noche, a la luz de la Luna. Lo habitual es ser más búho de joven y convertirse en alondra poco a poco, según uno va haciéndose mayor. Pero no siempre sucede así; y los tipos búho acaban teniendo dietas menos saludables y viviendo con una mayor tendencia a la depresión. Un buen plan alimentario puede contrarrestar el impacto en la salud de ambas condiciones.
Cuestión genética
La descripción del genoma humano también ha abierto la puerta a un mayor conocimiento de la manera en que la mesa influye en la enfermedad. De momento se controlan mejor las patologías cuyo estallido y desarrollo se relacionan con un único gen, como la fenilcetonuria. Es una alteración congénita del metabolismo, que favorece la aparición de retraso mental, trastornos convulsivos, de la conducta...
El avance de estas enfermedades puede controlarse hoy con un buen manejo de la dieta. Las dolencias en las que intervienen más genes, que no sólo son la mayoría, sino también las más complicadas, se conocen peor. La lista es larga y de sobra conocida. Incluye obesidad, patología cardiovascular, demencias y cáncer, que es curiosamente uno de los ámbitos donde mejor resultados ha obtenido la nutrición de precisión. Es curioso que hablemos de dietas de vanguardia cuando... Bueno, se acaba el espacio. Eso para otro día. Feliz semana.