El michelín del confinamiento
La falta de ejercicio y el consumo extra de dulces y alcohol en la última fase de la cuarentena ha favorecido a buena parte de la población un peso extra de tres a cinco kilos; este verano sin fiestas ni festivales nos ayudará a recuperar la forma sin demasiado esfuerzo
Hay que reconocerlo. Esa tripita no luce igual que en el mes uno AC (Antes del Confinamiento, hombre, no se líe). Por mucho que se empeñe no es la misma. Ya nos advirtieron de que ocurriría igual que en navidades, cuando entre polvorones y zampadas se gana de media unos tres kilos. Pero...
Algunas encuestas, «abiertas y voluntarias», como la de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) apuntan a que el 50% de los encuestados subió, efectivamente, entre uno y tres kilos sólo en las primeras cuatro semanas de la cuarentena, según precisa la endocrinóloga Aida Cadenas, experta en nutrición del grupo IMQ. La ganancia de peso –que para un 15% de la muestra se elevó hasta los cinco kilos– se cebó en las mujeres. ¿Por qué en ellas? El 75% de las personas que reconoció haberse sorprendido ante la báscula tenía nombre femenino. ¡Quién sabe! Quizás ellas se mostraron más sinceras o tal vez sean más de subirse al peso. Lo curioso del asunto es que un 60% de los encuestados juró haber puesto de su parte para que no ocurriera lo que finalmente ocurrió.
Quiero ser cocinero
«Quizás no sea éste un estudio del alcance que nos gusta a los endocrinólogos, pero lo que describe lo estamos viendo estos días en nuestras consultas. El aumento de peso –corrobora Cadenas– ha llegado en muchos casos a los cinco kilos». ¡Ahí es nada...!
Otra encuesta conocida esta semana, financiada por la empresa Samsung –sí, la de los televisores y los móviles– revela que la práctica que más ha llenado el tiempo de ocio de los españoles ha sido, ojo, la cocina. El 46% de los encuestados dice haberse puesto el delantal no para trabajar sino por mero divertimento. De los futuros cocineros de la casa (alguno quedará),dos de cada tres reconocen que disfrutaron metidos en harina y el 52% admite que, sobre todo, preparó repostería. El de este confinamiento ha sido, por tanto, un michelín ganado con todos los honores.
Así que no le eche la culpa al coronavirus, que eso es trampa. Pero tampoco se fustigue. Hemos vivido un tiempo terrible. ¡Qué mejor cosa podíamos hacer que ponernos a preparar pasteles y tostadas después de vernos todas las series y películas de todas las cadenas y plataformas de televisión; de guasapear lo indecible y haber jugado a todos los juegos de mesa y de cama que podíamos imaginar! A lo hecho, pecho; y al michelín, remedio. No queda otra que ponernos a ello.
Tiene su explicación lógico que se hayan ganado kilos, aún habiendo intentado lo contrario con todas las fuerzas. El confinamiento ha propiciado no sólo un cambio de alimentación sino también en muchos casos una falta total de ejercicio físico.
Las sociedades científicas han realizado un esfuerzo titánico por conseguir que los ciudadanos cuidarán su boca y su corazón, pero tres meses encerrados en casa, no siempre en las mejores condiciones, pueden ser demoledores para cualquiera. «El consumo de cerveza se ha disparado un 42%, hasta el punto de que las estanterías de los supermercados se han visto vacías. Los carros –añade– se han llenado de picoteos, que han aumentado sus ventas un 60%; y de harinas, que se han comprado un 200% más de lo habitual». ¡Menudo cóctel!
Aproveche la ocasión
Al principio de la cuarentena, la compra fue más ordenada. Luego todo se fue al traste. Es más que posible, según dicen los expertos, que no haya en otoño un segundo confinamiento general como el que hemos vivido; pero sí es muy factible que aparezcan brotes en determinadas zonas que obliguen a cuarentenas parciales. Es el momento ahora, por tanto, de analizar las lecciones aprendidas.
Este verano, sin fiestas populares ni festivales, puede ser un buen momento para ajustar a parámetros razonables el consumo de comida y bebida, especialmente las alcohólicas. No se trata de convertirse en un monje tibetano o una hermana de clausura. Basta lo de siempre: dieta mediterránea y un poco de ejercicio. Vivir la vida.