Pan, una gran fuente de energía

El pan, más allá de formar parte de nuestra dieta desde el inicio de los tiempos, es un elemento constante en referencias culturales, religiosas y sociales. Está en el lenguaje cotidiano de mil y una maneras distintas y ha dado lugar a todo tipo de refranes y frases hechas, que para algo se le identifica con la esencia y la base alimentarias, así en general.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el pan está muy mal visto. Tiene mala fama y peor prensa. Es lo primero que erradicamos de nuestra dieta cuando nos proponemos perder algunos kilos, incluso gramos, y se convierte en alimento tabú cuando nos ponemos a plan.

También da lugar a chistes, chanzas e ironías. No, el pan no engorda. El que engorda es el que se lo come. No, el problema no radica en el pan, sino en esas tentadoras salsas que nos provocan para hacer sopas y 'mojaíllas' hasta que dejamos el plato limpio como una patena. El pan sigue siendo el sospechoso habitual a la hora de buscar culpables al proceso expansionista de nuestros michelines.

Sí. El pan es rico en hidratos de carbono, pero apenas tiene grasas. Es, por tanto, una gran fuente de energía que, además, tiene efecto saciante, por lo que sabiamente usado debería ser un buen aliado a la hora de rebajar nuestra ingesta alimenticia. Eso sí, lo suyo es quemarlo después de comer. Para deportistas y personas que deben realizar actividades físicas resulta idóneo. Y ojo a la fibra, que también ayuda lo suyo.

El pan contiene hierro, por lo que es aliado para combatir anemias y estados carenciales, y sus dosis de calcio ayudan a fortalecer huesos y dientes.

¿No lo echan de menos en muchos restaurantes, donde parece haber desaparecido como por arte de birlibirloque? Sobre todo en los menús degustación: en muchos de ellos parece proscrito. Asoma al principio, con la degustación de aceites, y nunca más se supo. Hay sitios donde ponen un pan inane, como con desgana y sin interés. Pero también hay cocineros que lo integran en sus platos y le hacen formar parte de su propuesta gastronómica. Panes con aceitunas, de maíz, con cúrcuma… para reforzar el sabor del plato, darle textura o como contrapunto de sabor.

Desde que el Génesis recogiera aquello de 'te ganarás el pan con el sudor de tu frente', el histórico y místico bocado se ha convertido en todo un símbolo de vida, que también fue el alimento santificado en la última cena.

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